Industria no logra de VW el pacto de fabricar el Q3 en Barcelona
Nissan plantea la necesidad de un ERE para 1.000 empleados
Las dos grandes fábricas catalanas de automóviles continúan su particular contienda para superar la crisis. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, desembarcó en el cuartel general de Volkswagen, en Wolfsburg (Alemania), para tratar de convencer a la cúpula del consorcio alemán de que fabrique en la factoría de Seat en Martorell el nuevo Audi Q3, un todoterreno urbano que permitiría nutrir de trabajo a la planta y salvar 1.500 empleos.
El presidente del grupo, Martin Winterkorn, no prometió nada al ministro tras 1 hora y 20 minutos de reunión, y aseguró que la decisión se tomará "en los próximos de 15 días", cuando se reúna el comité ejecutivo de VW, según fuentes conocedoras del encuentro.
Volkswagen decidirá dentro de unos días si adjudica el Audi a Martorell
Sebastián quemó los últimos cartuchos en la carrera por el Q3 en la cita de ayer, a la que asistió junto con la secretaria general de Industria, Teresa Santero, y el consejero de Universidades, Innovación y Empresa, Josep Huguet. También fueron recibidos por el presidente del consejo de Seat, Francisco Javier García Sanz.
El Gobierno central y el catalán defendieron la competitividad de la factoría catalana, cuya plantilla ha aceptado congelarse el sueldo este año, y acordaron las mejoras en los procesos productivos. Industria, además, otorgará a Seat 100 millones de euros procedentes del fondo de competitividad del ministerio para fabricar el nuevo modelo.
"Ha ido bien, hay buenas expectativas", señalaron algunas personas presentes en la reunión, mientras que otras se limitaron a señalar: "No ha habido ni avances ni retrocesos".
Aunque finalmente no estuvo presente en la reunión, unas horas antes el presidente del comité de empresa, Matías Carnero, situó en un 8, de una escala del 1 al 10, las posibilidades que existen de que el nuevo vehículo se acabe fabricando en Martorell. No obstante, en una entrevista en COM Ràdio, lamentó lo "tarde" que la plantilla aceptó la congelación salarial, medida que su sindicato, UGT, defendió desde el principio para salvar empleo.
Pero la factoría de Martorell se las tiene que ver en esta pugna con rivales con sueldos más bajos, como la factoría eslovaca de Bratislava y la de Gyor, en Hungría, aunque los sindicatos sostienen que Martorell es "más productiva". Y además la planta alemana de Ingoldstadt también aparece ahora como un serio candidato, ya que dispone de la plataforma para fabricar el Audi 3, compatible con el Q3, y también sufre sobrante de trabajadores, con lo que los sindicatos alemanes también están presionando a VW.
Nissan también continuó ayer su batalla. La dirección de la firma planteó a los sindicatos la necesidad de presentar "medidas drásticas" -un nuevo expediente de regulación de empleo o ERE- para alrededor de un millar de trabajadores después de que el plan de prejubilaciones y bajas incentivadas sólo haya seducido a unas 650 personas de su fábrica de Barcelona.
La compañía automovilística anunció 1.680 despidos en otoño para adaptar su fábrica de Barcelona a la caída de la producción y hacerla competitiva para acoger la fabricación de una nueva furgoneta, la NV200, pero finalmente los retiró y abrió plazo para las bajas voluntarias, que dos meses después no han cubierto sus objetivos.
Los representantes de los sindicatos reclamaron a la compañía que no presente todavía ningún ERE y defendieron un nuevo proceso para negociar nuevas soluciones "no traumáticas", para lo que lograron la mediación del Gobierno catalán.
Empresa y sindicatos se sentarán a negociar mañana con la mediación de Trabajo, pero la tregua de estos meses parece haber llegado a su fin. La compañía, de momento, se ha mostrado contraria a prolongar el plan de bajas voluntarias, porque considera que ya ha hecho todo lo que estaba en su mano para reducir la plantilla de forma consensuada, aunque ha asegurado que acudirá a la reunión para "escuchar" a los sindicatos y evaluar si las medidas que proponen son factibles. Y los sindicatos no se quedarán con los brazos cruzados: el portavoz de UGT en la planta, Jordi Carmona, aseguró que no aceptarán despidos y amenazó con "nuevas movilizaciones".
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