La obra pública pagada con ayuda privada se multiplica por 7 en 3 años
Los contratistas critican el peso "peligroso" de la financiación extrapresupuestaria
La obra pública que se construye en Cataluña con financiación ajena a los presupuestos de la Generalitat se ha multiplicado por siete en tan sólo tres años. En 2006, el importe de la obra licitada con distintas fórmulas que implican al sector privado fue de 309,1 millones, el 7,4% del total. La cifra aumentó a 687,6 millones en 2007 y a 2.286 millones en 2008. El peso de la obra con financiación extrapresupuestaria sobre el total ha alcanzado ya el 27,9%.
Es una derivada de la insuficiencia de recursos que arrastra Cataluña, que sigue sin cerrar un nuevo sistema de financiación autonómica, aunque el consejero de Economía, Antoni Castells, se mostró ayer confiado en que la negociación se desbloqueará tras la reforma del Gobierno central. Los contratistas de obras comprenden los equilibrios de la Generalitat con sus cuentas, pero consideran "peligroso" haber alcanzado este listón del 27,9%.
Los constructores piden que se frene la "generalización" del recurso a estas fórmulas. Por dos razones: primero, por los graves problemas con que se topan las empresas para acceder a créditos con que pagar su parte en la obra. Pero, además, incluso cuando se normalice el crédito, esta práctica "deja fuera del mercado muchas empresas solventes que quizá no tienen la dimensión o la capacidad para asumir proyectos de envergadura a 30 años vista", explica Rafael Romero, presidente de la Cámara Oficial de Contratistas de Obras de Cataluña (CCOC). Sobre las conclusiones de un documento del Tesoro británico de 2006 sobre la materia, la institución defiende que lo razonable es que la obra con dinero extrapresupuestario no supere el 15%.
Una de las figuras que más prolifera es la de los llamados peajes en la sombra, según la cual una Administración presenta a concurso público la vía que quiera hacer y la empresa adjudicataria financia su construcción. La Administración le va pagando un canon según los vehículos que circulen por esa vía. La Administración tiene la deuda igual, pero ésta no computa a efectos de la normativa contable europea SEC 95.
Otra figura socorrida es el derecho de superficie, que permite construir sobre suelo ajeno, a cambio de una contraprestación. Un ejemplo: la Administración es dueña de un solar, donde quiere construir un edificio. No tiene dinero y cede a una empresa el derecho de construir sobre él (caso real, la Audiencia Territorial de Girona). La constructora se compromete a levantar el edificio y se lo alquila a la Administración durante, pongamos, 25 años.
Tras ese plazo, la Administración es su dueña. La construcción con el método alemán también permite que la Administración aplace el pago de una obra hasta su finalización.
El Gobierno tripartito catalán usa estas fórmulas, como lo hacía CiU cuando estaba en el poder. La diferencia es que lo hace con mayor transparencia. Y la tendencia va a más: los presupuestos de la Generalitat para 2009 prevén 1.086,8 millones de euros en inversiones con estos "sistemas de financiación específicos", el 64,7% más que la anualidad invertida por esta vía el año anterior.
"El ladrillo no tirará nunca más de la economía"
No es un bache. Ni siquiera se trata de un bache muy largo. Los tiempos en los que la locomotora total de la economía española fue el sector de la construcción se han ido para no volver. "La construcción no tirará nunca más de la economía, aunque sí debe acompañarla". Lo dijo ayer Rafael Romero, presidente de los constratistas de obras de Cataluña. Este sector llegó a pesar más del 14% en la economía (según la estadística, el 19%) y existe cierto consenso en que está destinado a no pesar más del 10% del producto interior bruto (PIB).
Vamos por ese camino, a tenor de las cifras ofrecidas ayer por la cámara de contratistas, que dejan en optimistas las previsiones oficiales. La producción del sector cayó el 12% en 2008 y su retroceso se agudizará en 2009 hasta el 16%. Esa media esconde que la vivienda de nueva construcción se precipitará el 36% (lo hizo el 27% en 2008): en tres años, pasará de pesar el 35% en la tarta del negocio total al 19%.
La venta de pisos no alcanzara en 2008 los 63.000, el 44% menos que dos años atrás, en plena euforia. La contratación pública de obras únicamente avanzará de verdad en el caso de los ayuntamientos (en el de la Generalitat habría caído si no fuera por la construcción de la línea 9 del metro).
La rehabilitación de edificios, posible tabla de salvación ante el parón, tampoco tira. Los ciudadanos no quieren gastar y el indicador bajará el 2,6% este año. Romero apostó por ella y, sobre todo, por aprovechar esta travesía para reestructurar el sector y ganar en innovación, productividad y competitividad.
El drama en el que se traducen estas cifras es doble: la creciente mortandad de empresas y el incremento del desempleo. Los contratistas calculan que 57.900 trabajadores del sector se quedarán en la calle en 2009. "No pedimos dinero", enfatizó Romero, que sí se mostró preocupado por las dificultades de acceso al crédito.
Menos viviendas
- El año pasado sólo se iniciaron en Cataluña 27.569 viviendas, menos de un tercio de las que se empezaron en 2007.
- La compraventa de viviendas ha ido cayendo, cada vez más, desde el año 2005. Entonces se hablaba de 166.562 pisos. En 2008, de 62.954. Las viviendas visadas por arquitectos pasaron de 132.933 a 30.307.
60.000 parados más
- En el año 2008, la destrucción de empleos de la construcción en Cataluña sumó 35.000 personas, de un colectivo de 247.403.
- Los contratistas prevén para el año 2009 una pérdida de 57.900 puestos de trabajo.
- Los cálculos con datos del Idescat auguran 61.900 parados más.
El 'efecto línea 9'
- La licitación oficial de obras retrocedió en la comunidad hasta los 6.671,3 millones, el 14,1% menos, en 2008 si se descuenta la línea 9 del metro. Si se incluye la L-9, aumentó el 11%, hasta 8.618,4 millones.
- La obra civil, único segmento que no retrocedió en 2008 (creció el 6%), sí lo hará en 2009 (el 5%).
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