El Consejo de las Artes catalán inicia su camino
La responsabilidad es mucha y el presupuesto escaso, pero, como dice el escritor Xavier Bru de Sala, "las competencias habrá que ganárselas, al igual que el respeto". Bru de Sala es el presidente del flamante Consejo de la Cultura y de las Artes de Cataluña, cuyos 11 miembros tomaron posesión ayer de sus cargos en un acto oficial en el Parlament de Cataluña cargado de simbolismo.
Más de cinco años han estado las asociaciones del sector cultural, agrupados en una plataforma, peleando por conseguir este organismo que, a imitación de los Ars Council anglosajones, pretende despolitizar la cultura en lo que se refiere, principalmente, a las ayudas a la creación -las subvenciones no reintegrables, sobre las que tendrá decisión ejecutiva- y en la definición de las grandes líneas de política cultural, sobre las que realizará informes y análisis de carácter consultivo. Ha costado el acuerdo político -tanto la ley como los miembros se han aprobado sólo con los votos del tripartito- y también poner de acuerdo a los distintos sectores, que pese al compromiso inicial de no reclamar cuotas por disciplinas han visto como en el último momento los músicos se quejaban de que no había ninguno de su gremio entre los miembros escogidos por el presidente de la Generalitat. La estricta incompatibilidad del cargo y el escaso presupuesto que gestionan (13,3 millones de euros este año) han sido otros elementos de discusión. Pero, finalmente, ayer se puso en marcha una manera distinta de hacer política cultural cuya evolución mirarán con lupa otras comunidades autónomas.
Babelia
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