Feliz Año Nuevo
Cosas que no deberían repetirse:
Los atentados terroristas con muertos. Los atentados terroristas con heridos. Los atentados terroristas con muertos, con heridos y hasta sin víctimas, de cualquier signo, credo o nacionalidad.
La violencia machista que mata. La violencia machista que convierte la vida en una tortura apenas preferible a la muerte. La violencia machista, y la que se ejerce sobre los niños.
La tragedia de los seres humanos que mueren ahogados, después de que las pateras en las que han intentado escapar de la pobreza naufraguen en el Estrecho. La tragedia de los seres humanos que mueren de hambre o de sed en las pateras que no naufragan al cruzar el Estrecho, y en las traseras de los camiones que los transportan clandestinamente por carretera. La tragedia de los seres humanos que mueren despacio, de hambre, de sed y de desesperación, mientras trabajan como esclavos bajo el control de mafias criminales.
Los accidentes de tráfico con muertos. Los accidentes de tráfico con heridos. Los accidentes laborales con muertos o con heridos. Todos los accidentes que se habrían podido evitar.
Los asesinos descerebrados que entran en un colegio o en una universidad con un arma y el deseo de no saber el nombre de las personas a quienes van a matar. Los adolescentes descerebrados que matan a ancianos e indigentes por curiosidad. Los matones y porteros nocturnos que matan a adolescentes por chulería, o movidos por algún otro impulso que no soy capaz de concebir. Los asesinos.
La pena de muerte. La tortura. La lapidación. Las mutilaciones. Las legislaciones que puedan llegar a amparar en cualquier país las ejecuciones sancionadas por un tribunal, la tortura aprobada por un tribunal, la lapidación o la mutilación sentenciada por un tribunal. Las instituciones religiosas y civiles que alientan o consienten el asesinato legal, con o sin tortura previa, de cualquier persona que haya cometido, o no, un delito. Y los presos de conciencia, con independencia de la sentencia que estén cumpliendo.
La directiva de retorno que ha aprobado la Unión Europea. Los campos de internamiento para inmigrantes ilegales. El racismo. La xenofobia utilizada como argumento político o factor de cohesión social. La insolidaridad entendida como sentido común. El egoísmo entendido como sentido común. La avaricia entendida como sentido común.
El tráfico de mujeres. La tolerancia social que ampara al tráfico de mujeres. El beneficio económico que genera el tráfico de mujeres. La impunidad de la que gozan quienes se enriquecen gracias al tráfico de mujeres. Y el turismo sexual, la tolerancia, las cifras económicas, la impunidad de la que gozan quienes practican el turismo sexual, con o sin menores de edad.
El tráfico de armas. La tolerancia social que ampara a las naciones occidentales que se enriquecen vendiendo armas a países subdesarrollados. Los pingües beneficios que las economías más potentes del mundo obtienen fomentando la guerra y la destrucción en los países más pobres del planeta. La absoluta impunidad de la que disfrutan quienes se forran con este negocio sin que llegue siquiera al conocimiento de la opinión pública de sus respectivos países.
La guerra. Las guerras. Las que se libran bajo el teórico paraguas del humanitarismo y la democratización de un pueblo que nunca le ha encargado a nadie la guerra que padece, y las que enfrentan a pequeños tiranos locales entre sí, o con los respectivos, pequeños opositores, que aspiran a desalojarlos del poder para ocupar su puesto y llegar a ser, al menos, tan tiranos como ellos. Las guerras que desuelan, que arrasan, que matan y despedazan cada vez más a la población civil, y menos a los ejércitos.
El hambre. La desesperación de los padres y las madres de medio mundo que no tienen nada que dar de comer a sus hijos. El hambre de los niños, y el hambre de los adultos, el hambre que mata a diario a una multitud de personas en África, y no sólo en África, mientras los habitantes de los países ricos se quejan de que la economía va mal, y de que este año han tenido que reducir la inversión en sus banquetes navideños.
El sida, que en Occidente es una enfermedad mortal que se puede combatir con prevención, pero al sur del Sáhara representa una epidemia de dimensiones apocalípticas, mortal como una peste medieval y capaz de despoblar regiones enteras. El sida del subdesarrollo, de la miseria, de la pobreza. Las muertes masivas de enfermos de sida y otras epidemias.
Y para los privilegiados como yo, que escribo este artículo, y como ustedes, que lo están leyendo, la crisis económica.
Ojalá 2009 sea un buen año, un año mejor que 2008. Para todos.
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