Euskadi recupera la unidad tributaria bajo la presión de la crisis económica

Guipúzcoa ha tardado cerca de dos años, marcados por la polémica, los desencuentros entre socios y la inquietud con que los empresarios asistían al debate, en restaurar la armonización fiscal en el País Vasco. Después del "culebrón" o "vía crucis" que ha seguido el Impuesto de Sociedades en esta provincia, como reconoció ayer su propio diputado general, Markel Olano, las Juntas Generales aprobaron finalmente rebajar del 32,6% al 28% el tipo de gravamen para equipararlo al ya existente en Álava y Vizcaya desde marzo de 2007.

Guipúzcoa pone fin así a casi dos años de debates y desencuentros entre el PNV y EA, socios en la Diputación. Al mismo tiempo, acaba con la zozobra jurídica que vivían las empresas de esta provincia y devuelve la estabilidad normativa que venían demandando con urgencia las empresas y las cúpulas patronales para poder afrontar mejor la crisis.

Aralar y EB se plantean recurrir el Impuesto de Sociedades por su "dudosa" tramitación

La reforma del Impuesto de Sociedades salió adelante gracias al acuerdo logrado en las últimas semanas entre las dos formaciones nacionalistas y el PP. La abstención de este grupo permitió que PNV y EA (23 votos) sumasen más apoyos que el PSE, EB y Aralar. A falta de argumentos nuevos sobre el contenido de un impuesto más que largamente discutido, los partidos centraron la controversia en la "dudosa" tramitación del proyecto de norma, según la oposición. El PSE, EB y Aralar calificaron, por este orden, de "fraude de ley", "chapuza" y "juego sucio" la decisión de PNV, EA y PP de permitir el debate y votación en un pleno del proyecto, rechazado el pasado viernes en comisión.

El PNV y EA tuvieron que echar mano de un voto particular para incorporar todo el articulado, algo inaudito en la Cámara foral. EB y Aralar anunciaron tras el pleno que se plantean la posibilidad de recurrir la "argucia legal" por un defecto de forma.

Ajenos a estas críticas, Olano y su diputado de Hacienda, Pello González, de EA, celebraban en los pasillos la aprobación del impuesto. "Hoy es un día muy feliz", dijo el primero. La reforma de este tributo ha sido el desencadenante de las mayores tensiones vividas por el Gobierno foral, que estuvo a punto de romperse hace ahora un año cuando Olano aprobó por decreto, en contra de la opinión de su socio, una norma para que las empresas tributaran este año al 28% y no al 32,6%.

El PNV y EA se han mantenido inflexibles en sus posiciones (los primeros siempre defendieron el 28% y EA nunca quiso bajar del 30%) más de año y medio, hasta que en septiembre pasado este último partido se avino a favorecer la armonización. Acuciado por la creciente presión de unos empresarios cada vez más afectados por la crisis, EA enmarcó su cambio de postura en la necesidad de dar respuesta a la coyuntura económica. A última hora y a punto de cerrarse el ejercicio, los nacionalistas han encontrado en el PP, también azuzado por la patronal, al aliado que precisaban para devolver a Euskadi la unidad fiscal.