Irala presidirá el consejo de la caja fusionada en el período de transición
La sede financiera estará en Bilbao y la benéfico-social, en San Sebastián
Xabier de Irala será el presidente del consejo de administración que dirigirá el período de transición de la caja fusionada, abierto ayer hasta la proclamación de sus órganos definitivos. Así se establece en el documento que acompaña el acuerdo BBK-Kutxa y que tomará cuerpo cuando consiga su aprobación en la asamblea general de la caja integrada, que será convocada una vez que los órganos reguladores acepten la fusión.
En esta nueva estructura de poder, Xabier Iturbe será el vicepresidente y Ángel Lobera desempeñará las funciones de secretario. Como órgano delegado del consejo de administración actuará una comisión ejecutiva integrada por todos los miembros de las actuales cúpulas de las dos cajas.
Hasta 2010 no se homologarán las condiciones de los los 5.284 empleados
Como se preveía, los centros de decisión de la futura Caja de Ahorros de Euskadi se repartirán en dos sedes con marcado acento propio. La sede de Bilbao concentrará la política económico-financiera consustancial al negocio bancario, mientras las cuestiones benéfico-sociales tendrán su ubicación en San Sebastián, desde donde se gestionará la siempre significativa Obra Social.
Para los máximos inspiradores de la operación, la apuesta por la Obra Social resulta determinante, habida cuenta de que supone una de las piedras angulares sobre las que los opositores al proyecto de fusión harán un mayor seguimiento. De hecho, los propios conceptos de lo que es obra social no fueron coincidentes cuando los entonces presidentes de las tres cajas vascas iniciaron en 2005 sus primeras conversaciones, dada la amplia diversidad de ayudas y actuaciones que se incluyen bajo esta denominación. Para gestionar las actividades desarrolladas actualmente por las Obras Sociales de las dos entidades fusionadas, la futura caja se ha decantado por crear una Fundación que tendrá su sede en la capital guipuzcoana. Estará controlada por un patronato, que será el consejo de administración de la nueva caja, y regida en la actividad diaria por una junta de gobierno que nombrará la comisión ejecutiva de la entidad. Tendrá al frente a un director general, acompañado de un director de Obra Social en Vizcaya -con mando sobre todas las fundaciones de la BBK- y un director de Obra Social de Guipúzcoa, al frente de la Fundación Cultural Kutxa.
BBK destinó a Obra Social 82,2 millones de euros con cargo a los resultados del pasado ejercicio, mientras la cantidad asignada por Kutxa fue de 54,1 millones, destinando más del 50% a actuaciones de asistencia social y sanitaria.
En un intento de proyectar la complementariedad que guía el acuerdo de fusión, el programa estratégico de la futura entidad ha surgido del plan Director de BBK y del plan Hamar, de Kutxa. Así, la futura entidad se declara comprometida en el "desarrollo económico, social y medioambiental de Euskal Herria y de las Comunidades donde desarrolle su actividad". En cuanto a su misión, proclama que "los resultados de esta nueva caja, una vez dotadas las reservas que garanticen su solvencia, se destinarán a fines sociales y culturales en beneficio de los clientes y de la sociedad en su conjunto".
Para los promotores de la operación, "la nueva caja será reconocida como una organización rentable y competitiva, solvente, líder en Euskal Herria, de referencia en el conjunto del Estado y sin perder de vista un posible desarrollo en la Unión Europea y otros países".
Como consecuencia del compromiso alcanzado entre PNV y CC OO, la cuestión laboral constituye uno de los aspectos más significados del acuerdo para la fusión, ya que ha sido determinante para el apoyo del principal sindicato en ambas cajas. En este sentido, uno de los primeros aspectos recogidos en materia social precisa que "no se utilizarán medidas traumáticas como expedientes de regulación de empleo, traslados forzosos o extinción de contratos de trabajo por causas técnicas, económicas, organizativas o de producción".
Las plantillas de ambas cajas ya conocen que las actuales condiciones laborales estarán vigentes hasta 2010, un margen temporal que se aprovechará para iniciar un proceso de homologación de las condiciones laborales. Es un secreto a voces que la plantilla de BBK dispone de un convenio, en líneas generales, mucho más favorable que el que está en vigor en Kutxa. En la actualidad, la caja vizcaína cuenta con 2.513 empleados, mientras que la guipuzcoana llega a 2.771. Con un total de 5.284 trabajadores, la nueva entidad se situaría en el sexto lugar del ranking de cajas por plantilla.
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