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Guerra en el Cáucaso

Polonia, Ucrania y los países bálticos actúan para aislar al Kremlin

Los dirigentes de las repúblicas bálticas, especialmente de Lituana, así como los de Polonia y Ucrania, han volcado todo su apoyo en favor de Georgia en el conflicto con Rusia y buscan la manera de castigar "la agresión" por parte del Kremlin contra "un pequeño país de Europa".

Víktor Yúshenko, el presidente ucranio, ha promulgado mientras tanto un decreto por el cual los buques, aviones y personal militar de la flota rusa del mar Negro necesitan un permiso especial para poder atravesar las aguas de su país. De cumplirse el decreto, esa flota puede verse prácticamente paralizada.

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El presidente de Lituania, Valdas Adakums -que viajó a Tbilisi la noche del martes con sus colegas estonio, polaco y ucranio y el primer ministro letón para solidarizarse con Georgia- propone expulsar a Rusia de organizaciones internacionales. Por ejemplo, del G-8, como propugna el candidato republicano a la presidencia de EE UU, John McCain, así como impedir su ingreso en otras, como la Organización Mundial de Comercio y a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Tanto los países bálticos como Polonia han visto en Moscú un peligro para su soberanía y no creen que con la desaparición de la Unión Soviética hayan desaparecido también las ambiciones imperiales de Rusia. Las acciones militares rusas en Georgia demuestran, según dicen, que tienen razón. El odio y el temor en Ucrania a Moscú nunca han alcanzando los niveles existentes en Estonia, Letonia y Lituania, pero desde que Yúshenko llegó al poder, su régimen prooccidental ha estado haciendo frente común con las repúblicas bálticas y Polonia.

Estos países insisten en que Rusia no es creíble como pacificadora porque es parte del conflicto. También piensan que la UE debe emplazar sus propias fuerzas de pacificación en Abjazia y Osetia del Sur.

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El presidente polaco, Lech Kaczynski, así se lo ha hecho saber a su colega francés, Nicolas Sarkozy, ya que Francia ocupa actualmente la presidencia de la UE. Se trata de un plan elaborado por Lituania, Polonia y Ucrania. Sin embargo, en los seis puntos del documento acordado por Sarkozy con Dmitri Medvédev, en Moscú, y Mijaíl Saakashvili, en Tbilisi, no figura ninguna alusión a un posible relevo de las fuerzas rusas de pacificación en ambos enclaves.

Adamkus comparó anteanoche en Tbilisi las acciones rusas con las de la Alemania nazi en vísperas del estallido de la conflagración mundial. "No podemos permitir un segundo Múnich, cuando la comunidad internacional cedió ante Hitler. Eso condujo a la II Guerra Mundial, a una inmensa tragedia y a millones de víctimas", declaró. "Es nuestro deber apoyar al Gobierno legítimo de Georgia, que fue elegido por su pueblo", sentenció Adamkus.

Para Kaczynski, Georgia es precisamente el país donde EE UU -"nuestro más grande aliado"- debe "confirmar su decidido apoyo".

El presidente estonio, Toomas Hendrick, advirtió en una declaración divulgada el martes que la guerra ruso-georgiana es una prueba de fuego para la UE para "elaborar sus políticas de seguridad futuras". "Europa debe reevaluar completamente su actual política internacional y de seguridad en concordancia con la nueva realidad", advirtió.

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