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Baeza se la juega ante la Unesco

Los humos de una orujera empañan el título de Patrimonio de la Humanidad

Ginés Donaire

Esta semana se cumplen cinco años desde que la Unesco declaró a Baeza, junto a la vecina Úbeda, ciudad Patrimonio de la Humanidad. El órgano de las Naciones Unidas reconocía así la excepcionalidad del patrimonio artístico y monumental de esta joya del Renacimiento, pero también incluía en el expediente la declaración de la vertiente sur de La Loma, la que mira a Mágina y al valle del Guadalquivir, como Zona de Especial Protección Paisajística. Durante casi dos décadas, la ciudad baezana luchó por este galardón, que se empaña, año tras año, por la emisión de humos de una industria oleícola que envuelve a la ciudad monumental en una nebulosa difícilmente irreconocible durante varios meses al año.

El Ayuntamiento que dirige el socialista Leocadio Marín parece haber dicho basta y ha dado un ultimátum (que expira hoy) a la orujera Oleícola Jaén, SA, para que presente un plan alternativo de traslado de sus instalaciones fuera del entorno de la ciudad o, en caso contrario, se procederá a clausurar su actividad.

"No podemos tolerar por más tiempo los humos que significan una agresión al barrio monumental de la ciudad ni tampoco las molestias que provoca a los ciudadanos, muchos de los cuales se han visto afectado por problemas respiratorios", subraya Marín quien, no obstante, no cuestiona la legalidad de la industria oleícola, que funciona como un secadero de alperujo -un subproducto del olivar que se obtiene de la extracción del aceite de oliva mediante los nuevos sistemas de centrifugación- y que cuenta con la autorización de Medio Ambiente.

El Ayuntamiento de Baeza no ha recibido aún ninguna queja formal de la Unesco y de su órgano inspector, Icomos, sobre el impacto medioambiental de la orujera. Sin embargo, su alcalde es consciente de que es un problema que choca directamente contra los principios que inspiraron la declaración de Patrimonio de la Humanidad, que podría verse comprometida en el futuro de persistir los humos.

Oleícola Jaén ha planteado hasta el momento dos alternativas al consistorio baezano que no han sido aceptadas. La primera era trasladar la industria a unos terrenos junto a la aceitera Coosur, en la pedanía del Puente del Obispo, pero la opción chocó con la existencia de unos yacimientos arqueológicos. La segunda era llevar la orujera hasta una finca cercana a la Hacienda Mendoza, en la carretera de Jaén, sin percatarse de que por allí discurrirá la futura Autovía entre Úbeda y Jaén.

"Estamos dispuestos a colaborar y, en cuanto nos presente unos terrenos alternativos, de inmediato los recalificamos por interés social, pero ya no podemos aguantar más, era necesario poner un límite", concluyó Marín.

Vertidos incontrolados en Úbeda

También en la vecina localidad de Úbeda, que comparte el título de Patrimonio de la Humanidad con Baeza, hay problemas medioambientales que chocan contra los principios de la Unesco. El más grave, y persistente en el tiempo, son los vertidos incontrolados a cauces públicos que se registran por la ausencia de una depuradora de aguas residuales. En este caso ha sido la Asociación en Defensa de Úbeda Patrimonio de la Humanidad, Plaza Vieja, la que ha dado la voz de alarma y ha pedido al Ayuntamiento que acelere la construcción de la depuradora.

Este colectivo también lamenta que aún no se haya solucionado el traslado del matadero de Pollos Alameda hasta una zona fuera del paisaje protegido por la declaración de la Unesco.

Plaza Vieja recela igualmente del polémico proyecto de campo de golf en terrenos protegidos del cortijo de La Torrecilla y critica, por último, que en terrenos próximos , una zona declarada también de interés, se han plantado centenares de olivos que, según el portavoz de Plaza Vieja, Alberto Sanfrutos, supone un cambio de uso del suelo, de forestal a agrícola.

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