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Los Mejía Godoy prohíben a Daniel Ortega usar su música

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se ha quedado sin música de fondo. Los cantautores Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, trovadores de la revolución nicaragüense, han prohibido al dirigente sandinista que utilice sus canciones en actos públicos, para no convertirse en "cómplices" de unas prácticas políticas que les resultan cada vez más parecidas a las del derrocado dictador Anastasio Somoza.

Primero fue Carlos. El autor de la Misa Campesina envió el pasado viernes una carta a Rosario Murillo, primera dama, jefa de comunicación y mano derecha de Ortega, en la que le daba de plazo hasta hoy para que el Gobierno retirase sus canciones de los actos oficiales. Y ayer Luis Enrique se unió a la iniciativa, por solidaridad con su hermano y en protesta por el progresivo cierre de espacios para los partidos políticos.

La decisión ha provocado una auténtica conmoción entre los dirigentes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que se han planteado confiscar la propiedad intelectual de las más de 400 canciones de los Mejía Godoy con el argumento de que esa música "pertenece al pueblo".

Es cierto que las composiciones de los dos hermanos constituyen la memoria cultural y sentimental de la lucha contra la dinastía somocista, que gobernó Nicaragua durante 42 años. El problema, señalaba ayer el diario La Prensa, es que Daniel Ortega se ha apropiado de ese patrimonio, que utiliza como acompañamiento de sus discursos y de su programa Pueblo Presidente (réplica del Aló Presidente de su aliado venezolano, Hugo Chávez). Los cantautores han anunciado que si el Gobierno no acata su exigencia, recurrirán al Convenio de Berna y a las leyes sobre derechos de autor.

Como otros muchos ex militantes sandinistas, los Mejía Godoy se habían distanciado hace tiempo de Ortega, al que acusan de haber traicionado los valores de la revolución para enriquecerse y enquistarse en el poder. De hecho, en las elecciones de 2006, Carlos Mejía se presentó como candidato a la vicepresidencia por el Movimiento Renovador Sandinista, fundado por el escritor Sergio Ramírez y otros disidentes del FSLN. Pero la decisión anunciada ayer por los Mejía Godoy es el mayor varapalo que podía recibir Daniel Ortega, ya que subraya de forma elocuente el descrédito en el que ha caído. Según las encuestas, apenas el 21% de los nicaragüenses apoya al líder sandinista, que gobierna su depauperado país gracias a una cuestionada alianza con los diputados del ex presidente derechista Arnoldo Alemán (1997-2002), sentenciado por corrupción y excarcelado gracias a los buenos oficios sandinistas.

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