Urvasco seguirá en la energía eólica pese a vender los parques

La situación lo hacía necesario. Urvasco anunció ayer que seguirá invirtiendo en energías limpias, a pesar de haber vendido Urvasco Energía, su división de renovables, para intentar sortear la crisis que afecta a todo el sector inmobiliario y de la construcción. Como ya adelantó EL PAÍS el sábado, la operación se cerró con la alemana RWE, a la que vendió 150 megavatios por más de 300 millones, con unas plusvalías para la constructora vitoriana de 170 millones de euros. RWE tiene ya 350 megavatios instalados.

Urvasco vendió los parques que tenía en Aragón, Castilla-La Macha y Andalucía para seguir operando con las otras dos divisiones que forman su entramado empresarial, los hoteles y la constructora, que tienen un pasivo de cerca de 2.000 millones de euros.

La operación permitirá a la compañía tomar aire al menos durante año y medio, periodo tras el que tendrá que afrontar el vencimiento de los primeros créditos que le permitieron la compra de los terrenos de Heineken -la antigua Cruzcampo- en Sevilla, por unos 370 millones para construir 1.800 viviendas. Además, tiene que pagar los costes financieros derivados de los retrasos en la construcción de las torres Isozaki, en el centro de Bilbao.

El consejero delegado de RWE Innogy, Fritz Vahrenholt, explicó ayer que "con la expansión de nuestra cartera eólica ponemos especial atención en la calidad de las localizaciones".

Urvasco, cuya sede se encuentra en Vitoria, ha crecido de una manera vertiginosa. En 1999, la nueva Urvasco, con Anton Iraculis al frente, nació con dos hoteles en propiedad: el Ciudad de Vitoria y el Indautxu de Bilbao. Hoy posee la cadena Silken con 20 establecimientos, como el Puerta de América, en Madrid, el londinense que gestiona Losan y el que está construyendo en Berlín. Gestiona otros 14 establecimientos más. En diciembre de 2006, solicitó un crédito de 137 millones de euros para rediseñar la deuda. En 2007 facturó 169 millones.