De una gesta patriótica a un día sin curro
Durante el franquismo, el Dos de Mayo se estudiaba como una hazaña en las escuelas
A Juan Manuel Sánchez Bermúdez y a Isabel Sáenz se les escapa la risa tonta. "¿El Dos de Mayo en el cole? Ni me acuerdo", se sincera él. Ambos están sentados en una de las escalinatas de la Biblioteca Nacional, en Recoletos, haciendo un alto en su jornada laboral. Se esfuerzan por recordar qué estudiaron sobre la guerra de la Independencia.
Juan Sánchez dice: "El profesor pasó por encima. Lo que sé es porque iba a casa de mis tíos, en Móstoles, y por lo que he estudiado por mi cuenta". Isabel Sáenz repite las consignas que le inculcaron: "¡Echamos a los franceses! ¡Fue la victoria de España sobre Francia! ¡Una gesta patriótica!". Él tiene 27 años; ha estudiado en democracia. Ella, 50, y aprendió historia con Franco.
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En el colegio Pi i Margall no pueden participar en el concurso de relatos organizado por el Gobierno regional sobre el levantamiento porque es para institutos. Su directora, Mamen Prieto, no puede dar más de dos pasos sin atender el requerimiento de alguno de los 180 niños que corren por el vestíbulo de colorines. "El mural de este año es una novedad", explica en referencia al cartel que han colgado en la puerta para recordar la jornada.
Los alumnos trabajan este año más por el bicentenario. "Muchos vienen a la biblioteca pidiendo libros del Dos de Mayo. Les estarán mandando trabajos", deduce Juan Manuel, el empleado de la Biblioteca Nacional.
La Consejería de Educación le da la razón. "Hemos repartido material de apoyo a las escuelas, como 250.000 ejemplares del libro 1808, el Dos de Mayo, tres miradas para los alumnos", explica un portavoz. El volumen conmemorativo incluye El siglo de las luces, de Alejo Carpentier, El 19 de marzo y El 2 de mayo, de los Episodios nacionales, de Benito Pérez Galdós, y La Carta duodécima, de José María Blanco White.
Cuando Manuel Garrido, gallego de 60 años criado en Madrid, estudiaba en Alcalá, las cosas eran muy diferentes. "Nos hablaban de la patria y la grandeza de los madrileños contra el francés". Ésa fue una de las primeras consignas del régimen. El 14 de abril de 1939, Franco creó la Nueva Legislación de la Enseñanza Media. Sobre el Dos de Mayo decía: "Se estudiará la gloriosa y españolísima guerra de la Independencia". Añadía: "Con un sentido español, antiexótico, tradicional, católico y monárquico".
"Arrimaban el ascua a su sardina", ríe Manuel. Él, que también es profesor, de Matemáticas y Física, estudiaba "con las famosas enciclopedias Álvarez", manuales aprobados por el Ministerio de Educación. Los niños de 12 a 15 años aprendían también, por ejemplo, con Historia de España, de ediciones Bruño. En la portada, el águila y la bandera, con el titulín: "Una, grande y libre". Dentro, siete páginas de guerra, con un párrafo para el alzamiento en Madrid de 1808.
El catedrático de Didáctica de la Historia Rafael Valls explica que la guerra de la Independencia "se trataba como una forma de exaltación de lo español desde una óptica militar y chovinista: la sublevación ante lo extranjero como defensa de lo propio, el catolicismo, la tradición, lo antiliberal y lo antiilustrado".
Un manual actual puede resumir el episodio en cuatro líneas, como el de cuarto de ESO de Anaya: "La invasión de las tropas francesas provocó el levantamiento del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808. Su extensión a otras ciudades supuso el inicio de la guerra de la Independencia. Pese a ello, los franceses controlaron la situación y José I, hermano de Napoleón, se instaló en Madrid".
Iván Agudo y Carlos Sanz, de 28 y 27 años, llevan la cara de felicidad del que se va de puente. Del Dos de Mayo recuerdan poco. "Nos metieron bien los franceses, ¿no?", bromea el segundo. Agudo ataja la cuestión: "Sé que es fiesta, que se ha acabado la semana". De las 35 personas consultadas para este reportaje, sólo Gonzalo Crespo, de 26 años y alumno de posgrado, retiene lo que estudió: "A España la invasión no le vino mal, porque supuso la entrada de los ideales de la Ilustración".
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