Un alcalde contra Meier
Alemanno, nuevo edil de Roma, quiere desmantelar la estructura del arquitecto que recubre el Ara Pacis desde 2006
"La estructura de Meier es una obra que hay que desmantelar". No se anduvo ayer con rodeos el recién elegido alcalde de Roma, el derechista Gianni Alemanno. Como si no se refiriera a una obra de Richard Meier, célebre arquitecto estadounidense, premio Pritzker en 1984. Como si no se tratara de la estructura que envuelve el Ara Pacis, el monumento dedicado al emperador Augusto que se yergue en pleno centro de Roma.
"Evidentemente, no es una prioridad, pero hay que desmantelarla y hay que revisar todas las actuaciones realizadas en el centro histórico", dijo Alemanno, que el lunes pasado arrolló en la segunda vuelta de las municipales romanas a su adversario y ex alcalde de centro-izquierda, Francesco Rutelli, el hombre que encargó a Meier la obra.
La obra es una aislada concesión a la modernidad de la ciudad italiana
La estructura del arquitecto de Nueva Jersey fue completada en 2006 y desde su presentación cosechó encendidas críticas. Se trata del primer edificio construido en el perímetro del centro histórico de Roma en décadas, y muchos expertos, historiadores del arte y ciudadanos de a pie expresaron malestar, dudas y hasta indignación por una estructura que, en su opinión, rompía la armonía estética de la zona.
Alemanno prometió ya entonces desmontar la obra, con la intención de trasladarla a algún lugar de la periferia. Ayer confirmó su intención. Además de la estética, Alemanno -que empezó su carrera política en movimientos de inspiración fascista- critica el proceso de adjudicación de la obra, que, en su opinión, fue incorrecto por haber sido Meier "elegido a dedo".
La polémica sobre la estructura es el paradigma del enfrentamiento que históricamente divide a los italianos sobre el desarrollo de sus ciudades.
La protección del patrimonio es un objetivo que, según muchos analistas, ha llevado al inmovilismo arquitectónico en muchas urbes. Roma es el resultado del trabajo de generaciones de artistas que en ella buscaron y encontraron la belleza a lo largo de más de veinte siglos. Esas obras coexisten en armonía. ¿Hay que parar el proceso?, se preguntan muchos urbanistas.
Los puristas rechazan el argumento, apuestan por la conservación, el mantenimiento de la homogeneidad y consideran que el desarrollo de proyectos modernos no debe afectar a los centros históricos, sino llevarse a cabo más bien en las periferias. Alemanno parece haber tomado posición.
Babelia
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