Naciones Unidas suspende el reparto de comida en Gaza
Nueva vuelta de tuerca en el bloqueo económico que padece Gaza. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA) anunció ayer la suspensión del reparto de alimentos para 650.000 personas del millón y medio que habita la franja. El Programa Mundial de Alimentos, por su parte, también ha dejado de efectuar repartos. Otros 300.000 habitantes del territorio palestino dejarán de recibir algunos productos básicos de la dieta. Asimismo, un portavoz de la agencia informó de que las labores de recogida de basura también se detendrán, lo que afectará a 500.000 personas.
En otros municipios, donde la competencia corresponde a los ayuntamientos, los desperdicios se acumulan en cada esquina. La razón de la suspensión de estos trabajos: no disponen de combustible. Los datos ofrecidos por Naciones Unidas son reveladores. La cantidad de diésel suministrada a Gaza en marzo de este año ha caído un 57% respecto a la entregada un año antes. El desplome en el suministro de gasolina alcanza el 80%.
La estrategia israelí de derribo del Gobierno de Hamás -un castigo colectivo que afecta a cientos de miles de civiles ajenos al conflicto- sigue adelante. Es un hecho que el Ejecutivo islamista no se conforma con migajas. En las dos últimas semanas, la milicia de Hamás ha llevado a cabo ataques contra los cruces fronterizos por los que se suministran los combustibles a Gaza. Es su manera de llamar la atención sobre la desesperada coyuntura. Su propósito es romper el bloqueo a cualquier precio. Pero de momento, el mercado negro ha comenzado a funcionar. El litro de gasolina se cotizaba ayer a 15 shekels, casi tres euros.
Clínicas sin combustible
Hay más. Las estaciones de tratamiento de aguas residuales han dejado de funcionar en pueblos y ciudades donde residen 500.000 personas. Y los hospitales y clínicas disponen de combustibles para sólo una semana.
En esta tesitura, dirigentes de Hamás se reunieron ayer en El Cairo con el jefe de los servicios de inteligencia egipcios, Omar Suleimán, quien media para arrancar a Israel y Hamás un alto el fuego que permita la apertura de las terminales fronterizas de Gaza.
El movimiento fundamentalista, que siempre ha insistido en que esa tregua debe aplicarse tanto a Gaza como a Cisjordania, accedió a que rija sólo en la franja y se aplique en Cisjordania meses más tarde. Sólo resta el que será, probablemente, el paso más complicado: que el Gobierno israelí acepte el acuerdo forjado por Suleimán.
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