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Reportaje:El día a día de la inmigración

El síndrome de Ulises en Euskadi

Los casi 100.000 inmigrantes que viven en la comunidad buscan su lugar en una sociedad que les necesita - Se sienten más a gusto que en otros sitios

Alejandro, colombiano, tiene 24 años, las manos polvorientas de llevar ladrillos de aquí para allá y unas ganas tremendas de que se acabe su turno de ocho horas en el tajo. "¿Cómo llegué a Bilbao? Pues mi madre tenía una prima que vino aquí, y...". Su respuesta podría ser la de cualquiera de los casi 100.000 inmigrantes que viven en Euskadi. Ellos no sabían bien dónde, pero querían emigrar. Su entorno eligió por ellos, un amigo, un familiar, un mero número de telefono de un conocido era motivo suficiente para ir a tal o cual lugar para emular a los triunfadores que se fueron antaño y volvieron contando maravillas de la vida europea.

El efecto multiplicador del boca a oreja que les guía no tardó en notarse: en 1998, poco más de 15.000 inmigrantes se aventuraban en Euskadi. Hoy, tras escuchar de sus semejantes que hay trabajo, que la policía persigue menos que en otros lados a los sin papeles y que el clima no es tan malo como lo pintan, la cifra se ha multiplicado por 6,5.

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Los inmigrantes son ya el 4,6% de la población, proporción alejada de los números de otras comunidades autónomas que superan el 15%, pero que irá aumentando para suplir la baja natalidad. Esta cifra esconde historias de las que a menudo no se relatan la dureza y los detalles. Ellos entran por la parte baja de la pirámide de ingresos y con menos posibilidades de ir ascendiendo. Dejan mucho atrás, hijos que años después no recuerdan sus rostros, o maridos y esposas que rehacen sus vidas sin ellos. Al igual que en el resto de España y Europa, se ven afectados por casi todos los problemas que acechan a la población autóctona, pero sin las redes sociales de las que disponen estos para amenizarlos: dificultad de acceso a la vivienda, temporalidad laboral, precariedad sentimental, o que les exijan siempre un aval que no tienen para acceder a un crédito.

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A pesar de estas dificultades, el 70,9% de ellos siente que se les trata con amabilidad en el País Vasco. Las autoridades no les presionan para que aprendan euskera. El Gobierno vasco habla de "asegurar y facilitar el pleno acceso de extranjeros a la cultura vasca" y al aprendizaje de los dos idiomas oficiales, pero no hay ningún imperativo que les obligue a ello. Pero varios de ellos relatan como les cuesta acceder a mejores trabajos sin cumplir este requisito.

No vienen a copar las ayudas sociales disponibles en Euskadi, aunque varias asociaciones de inmigrantes coinciden en que estas sí suponen un incentivo más para instalarse. Vienen aquí a buscar trabajo, no a malvivir con las prestaciones. "Es más, las cantidades de cotizaciones e impuestos que pagan los inmigrantes superan la cuantía de prestaciones que reciben", según Joaquín Arriola, profesor de economía de la UPV. "Eso podría cambiar si se agudiza la crisis económica, pero tienen el mismo derecho que cualquier trabajador. Ese tipo de análisis alimenta la xenofobia", advierte Arriola.

Los inmigrantes vienen porque existe una demanda de trabajadores. La patronal vasca, Confebask, a través de su responsable de relaciones laborales, Jon Bilbao, no deja atisbo de dudas: "Necesitamos la inmigración". Y no sólo en los sectores de baja cualificación. "Vamos a necesitar más gente cualificada de la que se está formando", afirma Bilbao.

Tres sectores absorben la mayoría de estos nuevos trabajadores: el servicio doméstico -lo que explica que haya más mujeres que la media española o que estas superen a los hombres en Vizcaya- ; la hostelería y la construcción. Contrariamente a lo que se piensa de ellos, en sus países de origen no forman parte de las clases desfavorecidas. La llegada a Euskadi supone para ellos renunciar a la condición social que tenían allí. Es habitual que estén sobrecualificados para los trabajos que les ofrecen: un 15% dispone de estudios universitarios y el 42% de los secundarios, según el Observatorio Vasco de Inmigración.

¿Existe un modelo propio de inmigración en Euskadi? El Gobierno vasco ya ha hecho dos esbozos con sus planes de inmigración tras la creación de una dirección especifica en 2001. El director de Inmigración, Tito Marro, explica que el modelo vasco se diferencia en gran parte de los demás por "no distinguir entre inmigración regular e irregular" a la hora de prestar servicios a inmigrantes. En la práctica, eso supone que los indocumentados pueden acceder a otros servicios, como las ayudas sociales, fuera de su alcance en otras comunidades autónomas. Pueden cobrar la renta básica aquí, mientras que el Gobierno central exige permisos de residencia permanentes a los que quieran beneficiarse de los 210 euros de ayuda al alquiler para jóvenes, por ejemplo.

"Irregularidad e integración son incompatibles. Tenemos graves problemas con los entre 5.000 y 7.000 indocumentados que viven en Euskadi", reitera Marro. En esto, el Gobierno vasco tiene poco que hacer, debido a que los permisos de residencia son otorgados por el Ejecutivo Central.

"Los problemas de Euskadi son los generales del marco normativo estatal", apunta Agustín Unzurrunzaga, de SOS Racismo Guipúzcoa. "Es verdad que el discurso en Euskadi es más benévolo, pero eso no siempre se refleja en la realidad: Los inmigrantes viven y trabajan peor que el resto de la población", reitera Unzurrunzaga. Casi todos los problemas y dudas evocados por los inmigrantes que acuden a SOS Racismo en Guipúzcoa a pedir asesoría tenían que ver con permisos, derechos laborales, cuestiones de matrimonio o reagrupación familiar. "La reagrupación familiar es una de las mayores preocupaciones extranjeras, esta gente tiene problemas relacionales, sentimentales", añade el portavoz de la organización. Las inquietudes del colectivo dibujan el contorno ese estrés crónico asociado a los inmigrantes llamado el síndrome de Ulises. El heroe homerico, al igual que ellos, oía el canto se las sirenas pero no podía ir a su encuentro. Las de los inmigrantes cantan todos los días en los locutorios en los que llaman a casa para que los suyos no olviden su voz.

Fuente: Observatorio Vasco de Inmigración

Un grupo de inmigrantes latinoamericanos, sentados en las escaleras de la plaza del Teatro Arriaga en Bilbao.
Un grupo de inmigrantes latinoamericanos, sentados en las escaleras de la plaza del Teatro Arriaga en Bilbao.SANTOS CIRILO

Percepciones

- Un 57% de los vascos afirma que es bueno que la sociedad esté formada por diferentes culturas.

- Un 80% estima que los que número de extranjeros es demasiado o bastante.

- Un 15% de los vascos menciona espontáneamente la inmigración como uno de los tres principales problemas del País Vasco.

- Un 57% no cree que la llegada de personas extranjeras frenará el desarrollo del euskera.

- Un 60% tampoco creen que la llegada de personas extranjeras diluirá la identidad vasca

Fuente: Observatorio Vasco de Inmigración

Plan 2006-2009 para Euskadi

- "La integración de los inmigrantes es incompatible con la irregularidad", según el II Plan vasco de inmigración.

- Ley de Extranjería estatal es cuestionada. El Gobierno vasco pide su derogación alegando que conduce a la exclusión social.

- Apuesta por "una concepción progresista", con énfasis en la interculturalidad.

- La estrategia pide luchar contra los estereotipos y desinformaciones.

- Más de 160 nacionalidades viven en Euskadi.

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