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Análisis:El día a día de la inmigración
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los espejismos de la inmigración

La inmigración requiere explicación, comprensión y encaje en nuestro mundo social y personal; y esta explicación no procede de complicados estudios científicos. El conocimiento común del fenómeno migratorio se produce en base a ideas vagas, imágenes e informaciones descontextualizadas, reproducción de prejuicios y estereotipos... y, solo a veces, en base a nuestra experiencia personal. Una vez incorporados a ese conocimiento común los contenidos atribuidos a un determinado fenómeno, éstos se alzan como incuestionables, adquieren rango de naturaleza y se resisten obstinadamente al cambio. El resultado es un conocimiento erróneo que, además de resultar injusto, dificulta la emergencia de aspectos positivos y resta oportunidades fructíferas.

Las imágenes erráticas sobre la inmigración son impermeables a las pruebas su contra
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Son muchas las imágenes erróneas que circulan en torno a ella y que son de difícil transformación. La población extranjera empadronada supone un 4,6% de la población total vasca. Sin embargo, según los estudios del Observatorio Vasco de Inmigración, la población vasca encuestada en 2007 consideraba que la inmigración residente en el País Vasco suponía casi el 27% de la población total. Según una encuesta de 2004, se pensaba que había un 11% de inmigración, cuando en realidad apenas superaba el 2,3%. La hiper-visibilización de la inmigración se ha agravado notablemente en los últimos años. La sensación de "presión" cobra carta de naturaleza, aun cuando verdaderamente no existe. Y pensemos que esta "presión" percibida, imaginada, se vuelve real en sus consecuencias sociales.

Otra creencia importante es la consideración de que las migraciones se originan en origen. De hecho, parece una tautología. Y sin embargo hay poco de cierto en esta afirmación. Y ello en dos sentidos. En sentido amplio y general, ya que la mayoría de movimientos migratorios actuales son el resultado de las relaciones políticas, económicas e incluso bélicas que se producen entre las diferentes áreas geo-estratégicas del mundo. Lejos de ser un fenómeno generado en lugares concretos, son resultado de relaciones asimétricas que configuran sistemas migratorios complejos. Actualmente los migrantes son requeridos, buscados y reclutados por las sociedades receptoras. Son los países desarrollados los que requieren mano de obra abundante, barata y flexible para mantener (e incluso incrementar) su propio ritmo de crecimiento económico. Por lo tanto, las migraciones, más que favorecer el desarrollo del país emisor, favorecen el del receptor, acrecentando, paradójicamente, las distancias entre primer y tercer mundo. Y ello es tanto más cierto cuanto más regulada está la inmigración, reclutando a los inmigrantes según origen, para actividades y tiempos concreto y "devolviéndolos" a sus países una vez finalizada su función, altamente provechosa.

No son los inmigrantes los que "vienen", sino que somos nosotros quienes les "traemos". No somos nosotros quienes favorecemos que sus países se desarrollen sino que son ellos quienes posibilitan incrementar nuestro crecimiento. No son ellos los que ascienden socialmente, sino nosotros los que ascendemos profesionalmente al poder abandonar trabajos penosos y de escaso prestigio social...O al menos las cosas no son tan sencillas como aparecen en los discursos más simplistas. Y sin embargo, es curioso descubrir cómo las imágenes erráticas que circulan en torno a la inmigración son prácticamente indestructibles, impermeables a las pruebas en contra, a los datos, a las informaciones contrastadas y verificadas. "No les creemos", "ustedes son amigos de los inmigrantes", hemos escuchado más de una vez quienes intentamos poner un poco de orden de vez en cuando, y desdramatizar la incidencia de la llegada de poblaciones foráneas. Así, y sin posibilidad alguna de redefinir los contenidos del conocimiento común van circulando de boca en boca, fortaleciéndose, ideas como que "los chinos no pagan impuestos", que "a los inmigrantes les dan pisos" o que "les salen más baratos los autobuses", por citar algunas de las más grotescas. De este modo liberamos frustraciones, legitimamos envidias o disfrazamos incapacidades propias. Pero dificultamos enormemente la posibilidad del encuentro tranquilo, calmado, con el otro y, con ello, reducimos notablemente las potencialidades positivas que podría proporcionar tal encuentro.

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Cristina Blanco Fdez. de Valderrama es Directora del Master Oficial en Migraciones de la UPV.

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