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Marruecos pide a Argelia que abra la frontera común

Argel se resiste a zanjar un conflicto que persiste desde 1994

"La única manera de comerciar [entre Marruecos y Argelia] es pasar por un país tercero, sobre todo Francia y España". Si la frontera entre los dos grandes países del Magreb estuviera abierta, Argelia sería "el tercer socio de Marruecos" justo detrás de Francia y España y no figuraría, como ahora, en el puesto número 30, junto a Siria.

Estos datos fueron recogidos en un informe del Banco Mundial publicado hace dos años, pero siguen siendo de actualidad. A tan sólo 180 kilómetros de la península ibérica empieza la frontera cerrada -desde hace 14 años- más larga del mundo (1.560 kilómetros).

Marruecos hizo el viernes pasado un solemne llamamiento instando a "la apertura de la frontera entre ambos países", así como a una "normalización de las relaciones bilaterales". "El cierre", reza un comunicado del Ministerio de Exteriores de Rabat, "es contrario a las aspiraciones de los pueblos del Magreb, a los deseos de nuestros socios y a las exigencias regionales de paz y desarrollo".

Argelia contestó al día siguiente dando largas a la petición marroquí. "El problema de la circulación de mercancías y personas en la frontera no puede ser desvinculado de un enfoque global sobre lo que queremos hacer con nuestro Magreb", respondió el ministro del Interior argelino, Yazid Zerhouni, a través de la agencia oficial APS.

"No se trata de construir un Magreb en el que unos ganan y otros pierden", añadió el ministro. Aludía, presumiblemente, al control que ejerce Rabat sobre el Sáhara Occidental y a que la reapertura de la frontera beneficiaría a Marruecos porque muchos argelinos la cruzarían para hacer turismo y compras en el país vecino. En 1993, último año completo en que estuvo abierta, dos millones de argelinos viajaron por tierra a Marruecos.

Visados y cierre

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La frontera fue clausurada por Argelia en agosto de 1994 tras un atentado terrorista perpetrado en Marraquech en el que murieron dos turistas españoles. Rabat sospechó que podía haber sido inspirado por los servicios secretos de Argel y decidió imponer el visado para los argelinos que viajaran a Marruecos, a lo que su vecino respondió con la misma medida y el cierre.

Desde entonces, Mohamed VI ha efectuado varios gestos para conseguir la reapertura fronteriza como la supresión, en julio de 2004, del visado para los argelinos. Ocho meses después, el presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, correspondió con la misma medida, pero mantuvo sus aduanas cerradas a cal y canto.

Entre los argumentos esgrimidos por Zerhouni para justificar la persistencia del cierre figura el riesgo de un auge del contrabando. Pese a estar clausurada, las mercancías, e incluso las personas, atraviesan ilegalmente la frontera. En la ciudad marroquí de Oujda, pegada al confín, se pueden adquirir desde gasolina hasta pan argelino recién hecho. El cierre "contribuye al desarrollo de actividades criminales", sostiene el Banco Mundial.

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