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Entrevista:FRANCISCO BRINES | Escritor

"La idea central de mi poesía es el mundo como pérdida"

José Andrés Rojo

Es acaso uno de los escritores más discretos de la llamada generación de los cincuenta. Vive en el campo, en una casa frente al mar en Oliva (Valencia) -donde nació en 1932-, lejos del ruido y de los focos del mundo literario. "No pertenecí desde el principio al grupo de Barcelona, llegué más tarde", dice Francisco Brines. "Y aunque es verdad que luego fuimos todos amigos y nos llevamos muy bien, yo estuve más próximo a quienes nos reuníamos en Madrid, donde la relación era más vertical que horizontal. Allí estaba el mayor de todos, Vicente Aleixandre, y Carlos Bousoño y Pepe Hierro, y después estábamos Claudio Rodríguez y yo, y luego los más jóvenes".

Acaba de aparecer una antología de su obra, Todos los rostros del pasado (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), y la selección la ha hecho Dionisio Cañas, que ha escrito también el prólogo. Allí escribe que las meditaciones de Brines giran "en torno al amor, al deseo, a la vida y la muerte". También explica al final que igual no están todos los poemas que la crítica ha considerado "fundamentales". "Cada antología es la obra de un lector", dice Brines, "y cada uno elige lo que prefiere".

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El primer libro de Francisco Brines, Las brasas, apareció en 1960. Desde entonces no ha dejado de publicar. "Yo he escrito siempre el mismo libro desde diferentes laderas cronológicas", comenta. "Y de manera general se puede decir que no es el mismo libro el que se escribe de joven que el que se escribe de adulto, que el que haces en la vejez". Luego confiesa su gran desafío: "He intentado evitar la reiteración, no he querido repetirme, he buscado cada vez algo nuevo. Algo nuevo para mí. Una revelación".

"He escrito poemas", afirma rotundo. Lo de los libros, donde fue reuniendo los que iba haciendo, es secundario. En 1997 reunió su poesía completa en Tusquets, donde también apareció La última costa (1995), su última entrega. "Soy más bien perezoso", afirma. "Sólo escribo cuando no tengo otra posibilidad. Cuando está tan cargada la emoción que exige ser desvelada. Y sólo se desvela, sólo se hace real, por medio de las palabras".

El poeta tiene, para Brines, dos dimensiones, la de explorador y la de conquistador. "Cuando explora se sirve de la intuición (que también es inteligente), y va derramando sus impresiones. Luego viene la reflexión, que es la tarea del que conquista. Y que tiene que ver con la lucidez. Es el momento de decidir si hay alguna palabra que sobra, si los términos que se han empleado son los que convienen".

Uno de los versos de su poema Mere Road dice: "Y soy como algún hombre que viviera perdido en una casa de una extraña ciudad". Francisco Brines enseñó en Cambridge, también en Oxford, vivió en Madrid y Valencia, en 2001 lo eligieron para ocupar el sillón X de la Real Academia Española. "En mi poesía hay un centro que lo devora todo, que lo arrastra, y que tiene que ver con una idea: la del mundo como pérdida. En esto de vivir, lo que yo percibo sobre todo es la pérdida".

La pérdida, de eso trata la obra de Brines: demasiado humana, hundida en la temporalidad. "La poesía es la que manda, no el poeta. En mi vida valoro mucho la riqueza de las relaciones físicas. Pero en mis poemas, y por ese centro que lo devora todo, lo corporal siempre ha aparecido lastrado por la destrucción. El poeta se enfrenta a la página en blanco como si fuera un espejo. Y en ese espejo te reconoces, sabes que eres tú y, sin embargo, no tienes tus mismos rasgos. Por eso buscar la vida en la creación es un camino falso. Tu yo no es el yo del poema. El que escribe es una especie de personaje poético".

Contaba Brines ayer en Madrid que se encontraba demasiado parlanchín. Los que lo conocen se asombraban de que hubiera aparecido pronto por la mañana, pues conserva la vieja costumbre de agotar la noche y dormir de día. Acepta, con un punto de melancolía, que las noches de ahora ya no sean de pecado. "Cada uno es de su tierra", contesta cuando se le habla del Mediterráneo. "No porque sea la mejor, sino porque es allí donde descubres el mundo y donde te enamoras del mundo". Por eso quizá, por ese amor, cuando empujan las palabras lo que Brines atrapa es el precipicio de la pérdida, ese vacío.

Francisco Brines, ayer en Madrid.
Francisco Brines, ayer en Madrid.PAULA VILLAR

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Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

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