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LA CALLE | De noche
Columna
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El jazz como ciencia

El extenso catálogo de locales nocturnos de Barcelona tiene una deuda con el jazz. Son pocos los monográficos dedicados a un género musical que gusta a casi todos, aunque la evidencia se empeña en demostrar que tan sólo seduce a una minoría. "Todo el mundo puede identificarlo, lo escuchamos por todas partes. Pero para que te entre de verdad, hay que estudiarlo. Más que un estilo musical, es una ciencia", explica David Toribio, el encargado de llevar las riendas del Jazzman, un local que está a punto de cumplir 30 años de historia.

Desde las fotografías en blanco y negro alineadas en la pared, los grandes del género sonríen a los que entran a tomarse una copa de algo fuerte con hielo mientras se dejan acunar por los ritmos sureños. Recomendado para los que quieren pasar un rato en soledad oyendo la música sin escucharla. Y también para los que buscan mantener una conversación en voz baja. "La clientela es muy fiel, vienen los de toda la vida. Muchos entran solos, pero casi siempre acaban de tertulia en la barra. Suelen ser muy melómanos", dice David.

Pero no se dejen engañar por la cálida atmósfera que inunda el local. El Jazzman es escenario de una guerra silenciosa entre los puristas del género y los partidarios de abrirse a ritmos más modernos. Estos enemigos irreconciliables se limitarán a manifestar su disgusto emitiendo un leve gruñido o arqueando una ceja.

Suficiente para poner sobre aviso a David, cuyo trabajo al frente del equipo de música requiere de la precisión de un cirujano: "Voy con mucho cuidado. Cuando quiero pasar de lo clásico a algo más moderno lo voy metiendo paulatinamente para que apenas se note el cambio. De ninguna manera hay que hacer una transición brusca".

- Lo más: entre, pida una copa, acódese en la barra y deje vagar sus pensamientos.

- Lo menos: la programación de actuaciones en directo está suspendida momentáneamente por las quejas de una vecina.

- Dirección: Jazzman. Roger de Flor, 238.

jbauza@elpais.es

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