La ofensiva terrorista amenaza las presidenciales de Afganistán en 2009

La democracia en Afganistán es tan frágil que, según el Senlis Council, un centro de estudios especializado en el conflicto afgano, las elecciones presidenciales previstas para dentro de poco más de un año "son imposibles a menos que mejore espectacularmente la actual situación de seguridad". El Senlis Council estima que debería doblarse el actual despliegue de 40.000 soldados bajo el paraguas de la OTAN y cree que para ello debería formarse una fuerza directamente apoyada por el Consejo de Seguridad.

La falta de voluntad política en la OTAN para aumentar su despliegue en Afganistán ha sido denunciada esta misma semana por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, que en su tradicional Balance militar subrayó que un fracaso de esa misión puede "alentar el extremismo islamista -no sólo en Afganistán- y acabar creando un Estado fracasado en una zona de importancia estratégica, ofreciendo así un santuario a organizaciones terroristas y el comercio del narcotráfico".

La situación en Afganistán centró las conversaciones que ayer mantuvieron en Downing Street el primer ministro británico y la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, que se vio también con su homólogo británico, David Miliband. Rice intentó restar dramatismo a los problemas de la democracia afgana. "Creo que ha mejorado la capacidad del Gobierno afgano. En 2009 habrá unas nuevas elecciones, otras elecciones. Y me gustaría confiar en que serán tan libres y tan justas como las que ya ha habido", dijo.

Sus palabras contrastaron con el sombrío panorama evocado por el Senlis Council, un instituto de opinión creado en 2002 que ha centrado su trabajo de campo en Afganistán, donde tiene oficinas en Kabul, Lashkar Gah y Kandahar, y que ha contado con medio centenar de colaboradores locales para elaborar un informe sobre la situación en el país. El informe destaca que, salvo un 8% del territorio al norte, en el resto la presencia de los talibanes es "considerable" (un 38% del territorio, en la mitad norte) o "permanente" (en un 54% de Afganistán, la mitad sur del país).

La situación es especialmente grave en las provincias de Helmand y Kandahar, donde el Gobierno controla sólo bolsas de territorio y sólo se puede viajar con seguridad de unas a otras en helicóptero porque las carreteras son demasiado peligrosas, si no abiertamente controladas por los talibanes.

En opinión de Norine MacDonald, directora del Senlis, la celebración de elecciones "no es realista" y la única solución es doblar el número de soldados que forman el despliegue aliado. Algo que ella misma consideró una quimera, al menos a corto plazo. El informe defiende la polémica propuesta de un despliegue militar en territorio paquistaní fronterizo con Afganistán, con el argumento de que "según los testimonios que hemos recogido en zonas controladas por los talibanes, muchos de sus líderes son paquistaníes". MacDonald admitió que ella no ha podido comprobarlo directamente, pero aseguró que le merecen absoluta credibilidad.

El informe incluye numerosos testimonios filmados de afganos residentes en las zonas controladas por los talibanes. Muchos se quejan de que los bombardeos sobre los talibanes afectan también a los civiles, lo que contribuye a aumentar la animadversión hacia las tropas occidentales y acaban favoreciendo a la insurgencia. El Senlis insiste también en su conocida propuesta de legalizar parcialmente el cultivo de opio con destino a la fabricación de medicinas, como se hace ya en zonas de la India y Turquía. Esa propuesta, sostienen, debería ser sometida a referéndum coincidiendo con las elecciones presidenciales.