La OTAN niega que sus miembros tengan distintos niveles de compromiso en Afganistán

El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, ha rechazado hoy que la organización se esté convirtiendo en una Alianza a dos velocidades en la que unos países están más dispuestos que otros a asumir riesgos, aunque ha destacado que es necesario compartir responsabilidades en Afganistán.

En declaraciones a los periodistas antes de comenzar la reunión del Consejo informal de ministros de Defensa de la OTAN, que se celebra hoy y mañana, De Hoop se ha desmarcado de los temores del secretario de Estado de Defensa de EE UU, Robert Gates, también presente en la cita, que aseguró ayer que la OTAN se está convirtiendo en una organización a dos velocidades en la que algunos están listos para luchar y morir para asegurar la seguridad de la gente, y otros no".

De Hoop ha dicho que es necesario compartir responsabilidades en Afganistán, así como fortalecer la operación de la Fuerza Internacional de Reconstrucción (ISAF). También ha asegurado que se tienen que compartir retos con otros actores como el gobierno afgano, la Unión Europea, la ONU y el Banco Mundial.

Discrepancias

Los ministros de Defensa se reúnen en la capital lituana para empezar a revisar el diseño de la misión en Afganistán, donde la expansión del terrorismo y la insurgencia pone cada vez más en cuestión la estrategia de la coalición internacional que echó del poder a los talibanes en 2001. Los ministros de los 38 países participantes en la misión de la ONU, entre ellos los 26 miembros de la OTAN, deberán responder a las demandas de una mayor implicación en tropas, material e inteligencia para hacer frente a la resistencia y al terrorismo afgano.

La OTAN, a través de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), cuenta con unos 42.000 soldados en Afganistán, que operan en coordinación con otros 10.000 estadounidenses más movilizados en la operación Libertad Duradera, de carácter antiterrorista. Los altos responsables militares aliados repiten que faltan efectivos para las distintas campañas contra los talibanes y sus correligionarios.

EE UU ha exigido recientemente más refuerzos por partes de los aliados, lo que ha dejado en evidencia una creciente fractura que a consecuencia de la guerra de Afganistán. El año pasado, con 6.000 muertos en acciones violentas, fue el más sangriento desde que comenzó la operación internacional en el país asiático.