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Reportaje:

La juez solicita nuevos informes sobre el presunto plagio de Cela

Carmen Formoso acusó al premio Nobel de copiar una de sus obras

La novela La cruz de San Andrés había de reportar en 1994 a Camilo José Cela mayor fama y dinero, si eso era posible: el Premio Planeta y 50 millones de las antiguas pesetas. Pero se acabó convirtiendo en un auténtico vía crucis en los últimos años de vida del premio Nobel y premio Cervantes desde que en 1998 la escritora Carmen Formoso le acusara de plagiar su novela Carmen, Carmela, Carmiña (Fluorescencia), con la que también se había presentado a ese galardón. Después de que el Tribunal Constitucional ordenara la segunda reapertura del caso en julio de 2006, una juez de Barcelona ha reclamado ahora al perito un nuevo informe más exhaustivo que pueda arrojar luz sobre el posible plagio para resolver de una vez por todas un pleito que se arrastra por los tribunales desde hace casi una década.

El primer estudio no vio identidades textuales, pero sí halló coincidencias

El informe pericial encargado por el Juzgado de Instrucción número 2 de Barcelona pretende que el experto, Luis Izquierdo, catedrático de Literatura de la Universidad de Barcelona ya jubilado, responda más detalladamente a los ahora 65 puntos que conforman las dudas planteadas, algunas de las cuales ya surgieron en 2001 cuando, después de tres años de incidentes procesales, fue admitida a trámite la querella interpuesta por Jesús Díaz Formoso, hijo y abogado de la autora, que acusa a Cela de plagio.

En su mayoría, se trata de contrastar fragmentos y valorar el supuesto uso de escenarios, palabras y personajes comunes en ambas novelas. El primer informe pericial emitido en su día, de unos ocho folios, no entró al detalle de los prolijos matices que ya se solicitaban entonces. A pesar de ello, concluía que no había identidades textuales entre las dos obras y que era difícil hablar de plagio en tanto el estilo con el que está construida La cruz de San Andrés era el característico de Cela, quien falleció en 2002, menos de un año después de que fuera admitida a trámite la querella.

Sin embargo, junto a esa aseveración de la dificultad de atribuir el plagio, el informe del perito también admitía ecos y coincidencias curiosas entre la novela de Cela y la de la escritora gallega, maestra jubilada que acabó publicando su obra en 2000 en Punto Crítico, editorial que pertenecía al despacho de su hijo, Díaz Formoso. Entre aquéllas, estaban las de la ciudad donde discurren ambas tramas (A Coruña), algún referente histórico (la proclamación de la Segunda República Española), la presencia en las dos novelas de un personaje llamado Jacobo y también la de otro femenino experto en el tarot (en el caso del libro de Formoso) o que echa las cartas (en el de Cela). Asimismo, se da en la obra del Nobel el divertimento de corregir fórmulas verbales de algún personaje -error que aparece diversas veces en el libro de Formoso- y el hecho de que tres mujeres (de una misma familia en Carmen... y una narradora y dos de sus amigas, en La cruz...) sean de una manera u otra los ejes de las dos novelas. A buena parte de esos aspectos desea la parte demandante que se llegue al detalle.

En la querella también se acusaba al grupo editorial Planeta del delito de apropiación indebida, supuestamente cometido al facilitar a Cela la obra de Hermoso, que concurrió al premio literario de 1994. Esa acusación ya provocó que en abril de 2001 José Manuel Lara Bosch, entonces consejero delegado de Planeta y ahora su presidente, tuviese que acudir a declarar al juzgado.

Del informe pericial dependerá, según han explicado fuentes judiciales, que pueda imputarse la apropiación indebida, ya que si se concluyera que no existió el plagio no podría ya entrar a valorarse la segunda de las acusaciones.

Después de que el perito envíe su informe, deberá acudir al juzgado para ratificarse y someterse entonces a las preguntas de la acusación, la defensa y la fiscalía. Posteriormente, la juez decidirá si practica nuevas diligencias y también si archiva otra vez el caso o continúa su tramitación, aunque el fallecimiento de Cela le exonera de cualquier responsabilidad final, si es que la justicia considerase que hay indicios de ello para celebrar el juicio.

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