El desafío nuclear iraní
Con la atención puesta en la proclamada amenaza atómica de Irán, la jefa de la diplomacia estadounidense, Condoleezza Rice, anticipó en julio la inminente venta de armamento moderno a Arabia Saudí y a varias monarquías del Golfo Pérsico por 20.000 millones de dólares (13.441 millones de euros). Ahora parece llegado el momento de poner en práctica la operación.
"El mundo musulmán no es menos razonable que el resto del mundo para recurrir a lo nuclear civil para sus necesidades de energía". Justo antes de iniciar su viaje por la península Arábiga, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, dejaba claras sus intenciones con esta declaración al diario saudí con base en Londres Al Hayad.
La carrera hacia la Casa Blanca
Ante lo apretado de las encuestas y la trascendencia de las inmediatas citas electorales, el duelo entre Hillary Clinton y Barack Obama se ha hecho áspero y sin concesiones. Ambos bandos juegan sin pudor la carta racial y de género en un enfrentamiento que tiene en vilo como nunca a la opinión pública estadounidense y que puede acabar dañando al Partido Demócrata.
Los desafíos a que se enfrenta el mundo, y en particular Occidente, en los albores del siglo XXI han llevado a cinco antiguos jefes militares destinados en la OTAN durante el 11-S a proponer una estrategia globalizada transatlántica en la que Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea actúen de forma coordinada bajo el control de un "directorio permanente al más alto nivel político".
La comparecencia de Paul Burrell revolucionó ayer la investigación sobre su muerte y la de Dodi al Fayed. Burrell, que se hizo famoso cuando la reina de Inglaterra impidió su condena al recordar de forma tan súbita como sospechosa una conversación con el criado, repartió regalos a la prensa y cumplidos a la familia real y tropezó con el abogado de Mohamed al Fayed, que le llevó al borde del perjurio.
"Emmanuel, abraza a tu madre", dijo la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; y el pequeño Emmanuel, de tres años y medio, abrió los brazos y se pegó a su madre, Clara Leticia Rojas, liberada el pasado jueves después de seis años de secuestro. Luego hubo espacio para juegos y cantos llenos de ternura.
Un grupo de insurgentes talibanes armados con fusiles Kaláshnikov, granadas y chalecos con explosivos atacó ayer el hotel de lujo Serena (cinco estrellas) en el centro de la capital afgana, Kabul, matando al menos a siete personas, entre ellos un estadounidense, e hiriendo a otras seis.