Un buen año para las momias
La identificación de la reina Hatshepsut encabeza el 'ranking' de la egiptología en 2007
Un buen año de momias, sin duda. El hallazgo, por fin, tras años de desvelos, del cuerpo embalsamado de la poderosa reina Hatshepsut, es considerado bastante unánimemente como el gran descubrimiento egiptológico de 2007. Así lo señala el diario egipcio Al-Ahram en su artículo destinado a evaluar lo que ha sido el año en la materia. Y si bien no es sorpresa que encabece el ranking de los descubrimientos la identificación cuasi policial de la momia de Hatshepsut -vía un fragmento de diente hallado en una caja identificada con el sello de la faraona que encajaba en el maxilar de un cuerpo regordete hasta entonces anónimo-, sí lo es la presencia en el mismo de otros hallazgos mucho menos publicitados.
Es el caso del descubrimiento por arqueólogos belgas en Qurta, al norte de Kom Ombo, de pinturas rupestres predinásticas que representan ganado, y también pájaros, hipopótamos, peces y figuras humanas. O el hallazgo de una cámara intacta en una tumba de Deir el-Barsha, cerca de Minya, perteneciente a un alto funcionario del Reino Medio, Uky. En la cámara desconocida se ha encontrado un sarcófago con inscripciones con el nombre de Henu, cortesano del Segundo Periodo Intermedio. Entre el ajuar del difunto figuran estatuillas extremadamente raras que representan la producción de ladrillos de barro.
Para los egipcios, otro de los hallazgos más destacables es el de las ruinas de Tharo Este, la fortaleza de tiempos de Seti I que defendía el puesto militar de Tharo y era la puerta al Delta. En el fuerte se han hallado tumbas de soldados y caballos.
En cuanto a restauración, se destaca la de la pirámide de Zoser en Saqqara. En el ámbito de las controversias que han sacudido el mundo de las antigüedades faraónicas, se señala los oídos sordos de los responsables del British Museum de Londres a la petición de préstamo por Egipto de la Piedra de Rosetta para su exhibición en El Cairo. No se menciona, sin embargo, otro de los caballos de batalla (perdida, de momento) de las autoridades egipcias: la solicitud de retorno del busto de Nefertiti. Egipto pidió en préstamo también la escultura y también le fue negada, lo que llevó a un (des) airado Zahi Hawass, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades (CSA), a amenazar con no volver a prestar una pieza a los museos alemanes ni dejar excavar a sus misiones. La cosa ha quedado diluida. Luego, Alemania hizo el gesto de ofrecer ¡90 momias! por Nefertiti, y no volver a hablar del tema, pero Hawass se negó arguyendo que ni siquiera se trataba de momias de la realeza.
Pasan de puntillas también los egipcios por las recientes y polémicas propuestas del CSA, como castigar con cadena perpetua a quien dañe los tesoros faraónicos o incluso escale las pirámides y el establecimiento de un canon, un copyright de las antigüedades, por reproducir imágenes de los monumentos del país. Eso, y nuevos hallazgos de momias (¡inshallah!), queda para el año que comienza.
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