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Piquetes para pinchar los Globos de Oro

Los guionistas en huelga amenazan con tomar también los Oscar como rehén

La amenaza es muy seria. La ceremonia de los Globos de Oro, con todo su glamour y el respaldo que para la carrera comercial de las películas nominadas suponen unos premios de su categoría, es el último rehén que piensan cobrarse los guionistas de Hollywood, en huelga desde el pasado 5 de noviembre.

"Si se retransmiten, pondremos piquetes en la puerta", anunció para recibir el año nuevo Jeff Hemansson, coordinador del Sindicato de Guionistas de la Costa Oeste. Una declaración que además de un desafío, supone toda una ampliación del campo de batalla. Si hasta ahora los telespectadores estadounidenses han sido los únicos que han sufrido sus consecuencias directas, con la ceremonia de los Oscar (24 de febrero) y la de los Globos de Oro (13 de enero) a la vuelta de la esquina, los efectos de la huelga traspasarán las fronteras de Estados Unidos hacia cualquier rincón del planeta. La protesta, motivada por la negativa de los grandes estudios de repartir con los guionistas los beneficios que generan Internet y las nuevas plataformas, extiende así sus tentáculos a escala internacional, amenazando con fundir a negro ambas ceremonias. La entrega de los Oscar es uno de los programas más seguidos en todo el mundo, mientras que la ceremonia de los Globos de Oro hace una década era una gala menor y hoy es indisociable del cliché que la sitúa como la antesala de los Oscar.

"Si se retransmiten, protestaremos a las puertas", dice un líder sindical
Siguen en pie los planes para emitir la gala, prevista para el 13 de enero

La NBC ha dicho que sus planes para retransmitir la gala siguen en pie mientras que la Asociación de Periodistas Extranjeros de Hollywood, organización que desde hace 65 años entrega los Globos de Oro, ha reiterado que pese a la huelga, la gala no perderá glamour. Sin embargo, el rumor que circula en la industria es que si los guionistas montan piquetes a las puertas del hotel Beverly Hilton, donde está prevista la ceremonia, las grandes estrellas no acudirán. Lo único seguro es que hasta ahora los actores han sido grandes aliados en la lucha de los guionistas.

Estos advierten que mantendrán sus protestas frente al hotel siempre que la ceremonia vaya a ser retransmitida por televisión o por Internet. Si la Asociación de Periodistas de Hollywood decidiera no televisarla y limitarse a celebrar la gala y a entregar los premios, los guionistas no la boicotearían. Pero eso significaría que esta organización, formada por un centenar de periodistas de todo el mundo, y cuya credibilidad se ha cuestionado más de una vez por el trato de favor que reciben de los grandes estudios, perdería mucho dinero: según el diario The New York Times, el año pasado ingresaron seis millones de dólares gracias a la retransmisión de la gala.

La cadena NBC también tiene mucho que perder si finalmente se suspende la emisión: los estudios Universal, hermanos de la cadena en el conglomerado NBC Universal, cuentan con 20 candidaturas a los Globos de Oro, entre ellas, siete por la película Atonement y cinco por el filme Charlie Wilson's war. Y no hay mejor publicidad que la que los premios le pueden dar a ambos filmes.

Entre los afectados directos por el conflicto están el español Javier Bardem, candidato al Globo de Oro al mejor actor secundario por No es país para viejos y el director Steven Spielberg, que este año iba a recibir un premio honorífico a su carrera y que quedará emborronado si los huelguistas boicotean la ceremonia y él decide no acudir en solidaridad con los huelguistas. En cuanto a los Oscar, mientras el Sindicato de Guionistas y la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) no lleguen a un acuerdo, no habrá profesionales dispuestos a darle forma a lo que Jon Stewart, el cómico encargado de presentar la ceremonia, tenga que decir. Porque es dudoso que éste sea capaz de improvisar como para llenar las casi tres horas que dura el evento.

Imagen de la entrada de la Asociación de Productores norteamericanos, sellada por los guionistas como si fuera la escena de un crimen.
Imagen de la entrada de la Asociación de Productores norteamericanos, sellada por los guionistas como si fuera la escena de un crimen.AP

Bien entrada la noche y con o sin guión

El presentador David Letterman volvió ayer en torno a la medianoche (madrugada en la Península) a disputar el trono del late night de la televisión estadounidense. Tras dos meses de reposiciones, la semana pasada, Worldwide Pants, su productora consiguió un contrato provisional con los escribas de Hollywood para poder volver a su programa respaldado por la veintena de profesionales que habitualmente le escriben las gracias. "Esto no es una solución a la huelga, pero espero que sea un paso en la dirección adecuada", dijo Letterman en un comunicado en el que también se anunciaba el regreso de Craig Ferguson, cuyo programa se emite tras el de Letterman y lo produce su misma empresa.

El acuerdo con los huelguistas también implica la aprobación del sindicato de actores para que sus miembros acudan como invitados, fundamental en plena temporada de premios de cine. Robin Williams iba a hacer ayer su aparición estelar en lo que se esperaba fuera una emisión cargado de ironía y de críticas mordaces hacia los grandes estudios, que han obligado a los conductores de estos programas nocturnos a regresar a la televisión, con o sin guionistas. Y bajo amenaza de rescindir sus contratos. También Jay Leno, Conan O'Brien y Jimmy Kimmel, otros célebres presentadores, tenían previsto regresar ayer a la televisiones, aunque en su caso, sin guionistas y con piquetes a las puertas de sus estudios, por lo que difícilmente conseguirán a invitados de primera fila, piezas clave en la lucha por las audiencias.

Carson Daly fue el primer presentador en ser obligado a regresar la semana pasada. Y no sin sufrimientos: un grupo de guionistas se coló en la primera grabación de su programa y consiguió boicotearla, algo que muy posiblemente intenten repetir en shows como el de Leno u O'Brien.

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