Un premio menos
Tras los incidentes habidos con los cortometrajistas por parte de la Academia de Cine en su deseo, afortunadamente fallido, de excluirlos de la ceremonia anual de entrega de los Goya, resulta que también, y un poquito a la chita callando, se va a suprimir el Goya que tradicionalmente se otorgaba a la mejor película europea, motivado todo ello por la búsqueda de una mayor agilidad en la ceremonia de entrega de tan codiciados galardones.
Yo creo que antes de tomar una decisión tan drástica debería tenerse en cuenta algo tan elemental como que una ceremonia que consiste en la entrega y recogida de más o menos 30 premios será siempre básicamente aburrida. Es un guión que consta de 30 secuencias iguales e interpretadas por diferentes actores que van a decir todos prácticamente lo mismo: los aburridísimos recuerdos, agradecimientos y reconocimientos varios, incluidos a progenitores, parejas, amantes, hijos y parientes lejanos. Y esto hay que asumirlo porque forma parte del guión inamovible de todos los años. No creo que la solución pase por suprimir un Goya, y además un Goya tan significativo: el de la mejor película europea del año.
La solución no es suprimir una categoría tan significativa
Cuando todas las demás academias europeas mantienen sus Goyas correspondientes a la mejor película europea (los César de Francia, los David de Donatello de Italia, los Bafta de Reino Unido, etcétera), llegamos nosotros y nos desmarcamos de ese reconocimiento a nuestros colegas. Pues no sé qué opinarán de ello nuestros más insignes directores que han sido agraciados en Europa con estos premios y que con tanto entusiasmo hemos festejado en España, manifestando siempre con gran fervor que son el reconocimiento universal a las excelencias de nuestro cine patrio, tan obsesivamente machacado en nuestro propio país.
Pero a partir de ahora, que sepa toda Europa que nuestro cine, tan endogámico siempre, no necesita reconocer nada a nadie fuera de nuestras fronteras y que además las ceremonias de los Goya, a partir de ya mismo, durarán unos tres minutos menos; vamos, que van a ser más rápidas que los bólidos de Fernando Alonso. Y dejar bien claro a todo quisqui que en Europa sólo existe el cine español. Y que todo el que se hace fuera nos importa un carajo...
Enrique González-Macho es distribuidor y exhibidor.
Babelia
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