Tusquets contra el nudismo
El arquitecto repasa el erotismo a través de la historia
Contra la desnudez (Anagrama). El título deja poco espacio a la duda y el libro comienza, en efecto, con un alegato contra "la desnudez natural", asesina de todo atisbo de arte. "No hay cosa más fea y deprimente que una cola de nudistas esperando el turno para el self-service del cámping", asegura Óscar Tusquets Blanca (Barcelona, 1941) en la presentación de su último libro. No se libran del azote del arquitecto otros vates de la desnudez contemporánea, como el fotógrafo Spencer Tunick ("¡aprovecha las sesiones para ligar!") o el publicista Oliviero Toscani. Es la siempre refrescante parte killer de Tusquets.
Pero junto a ella construye una mirada sobre el desnudo -que no la desnudez- en el arte occidental llena de información, experiencias vividas y una sugestiva capacidad para analizar las cerca de 250 imágenes que acompañan al texto. Si algo unifica los ensayos de Óscar Tusquets es el paseo en libertad por lo que a él le gusta, sin jerarquías de género y con el sólo propósito de descubrir la belleza que convierte a una obra en universal.
"Antes los jóvenes queríamos volar; los de ahora quieren echar raíces"
"La desnudez me parece un ataque al erotismo desde las nuevas tendencias naturalistas de la salud y el bienestar. A partir de ahí trato de explicar que existe un belleza universal e imperecedera". Por ejemplo, la Nefertiti o los frisos del Partenón, a los que el autor ya dedicó su atención en un ensayo anterior, titulado Dios lo ve . "Lo que el arte no ha sabido resolver nosotros no lo sabemos ver", afirma en otro momento del encuentro el escritor-arquitecto. "Por ejemplo, el arte ha sabido desde la antigüedad cómo presentar un cuerpo desnudo, masculino o femenino", aunque considera que ciertas partes no fueron resueltas ni siquiera por los griegos, "y lo que no resolvieron ellos tarda luego como mil años más en aparecer". Por ejemplo: el pene masculino en reposo. Imágenes clásicas de la virilidad como Laocoonte, Adán o David exhiben un miembro muy exiguo. "No será hasta Mapplethorpe, artista revolucionario, o la célebre publicidad de Yves Saint Laurent para el perfume M 7 que se rescatarán las verdaderas proporciones del miembro".
No una atención menor le merecen las vulvas femeninas. "Tienen una muy difícil solución plástica, según decía Dalí porque es un lugar en el que ocurren demasiadas cosas en demasiado poco espacio. Él prefería el ano, que consideraba un agujero mucho más definido y limpio que la entrada a la vagina". Klimt, Schiele o Rodin han sido virtuosos de esa parte y Tusquets los reseña con unción. En cambio, el famoso El origen del mundo de Courbet le parece simplemente "ginecológico". No hay tabú que se resista al autor. Junto a los órganos sexuales realiza también un pormenorizado estudio de culos, vellos púbicos o grandes inventos de la cultura erótica como los stiletti.
Tusquets no sabe si continuará escribiendo ensayo, aunque le ronda el título del siguiente, Alas o raíces. "Antes los jóvenes queríamos volar, ahora quieren echar raíces". Aunque dice que lo que de verdad le gustaría es escribir ficción. "No sé si valdría, pero la libertad del autor en la ficción debe de ser aún mayor que la que yo me permito en estos ensayos". Que, desde luego, no es poca.
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