Nueva vida para dos forajidos de leyenda
Varias películas y un montaje teatral coinciden en resucitar las figuras de Billy el Niño y Jesse James
Billy el Niño y Jesse James renuevan votos entre el imaginario colectivo de las modernas generaciones. Que sus legendarias vidas nos lleguen a través de películas o documentales, como ocurre este año, es casi normal desde 1908, pero que el teatro se detenga en ellos es casi insólito. Hoy se estrena en España, dentro del Festival de Otoño de Madrid (Círculo de Bellas Artes, del 8 al 11), Las obras completas de Billy el Niño, el inteligente y divertido montaje que el director británico Dan Jemmett, basándose en la obra del escritor Michael Ondaatje ha hecho con la compañía estadounidense Quantum Theatre.
Tanto Jemmett como Ondaatje se han ganado una buena fama de contadores de historias, y a la hora de reimaginar la fantasiosa vida de Henry McCarthy no han renunciado a sus señas de identidad, sobre todo las del teatro de Jemmett: la irreverencia, el humor, el caos, la caricatura y las emociones saltando de un lado al otro del escenario. En el documental Réquiem por Billy el Niño, estrenado este año con aplauso de la crítica, la vida de aquel muchacho analfabeto, corajudo e ingenuo, es revisada con cierto aire poético. No en vano Billy el Niño fue asesinado por su amigo Pat Garret, cuando éste decidió pasarse "al otro lado de la ley", es decir, convertirse en sheriff para perseguir a sus antiguos compañeros de fechorías. Los tiempos habían cambiado y el salvaje Oeste comenzaba a regirse por la nueva ley de los colonos. Ya no había lugar para los salteadores de caminos, ladrones de caballos y ganado, como era el propio Billy, convertido en héroe romántico a través de la leyenda. ¿Fue Billy una víctima del sistema, tuvo en su rebeldía alguna semejanza con la del poeta Rimbaud, tal como el documental sorprendentemente sugiere?
Quizá sea éste el punto de interés que Billy el Niño ha despertado en el cine a lo largo del tiempo. Dos grandes películas avalan esta idea, ambas citadas en el documental: El Zurdo (1958), de Arthur Penn, con un jovencísimo Paul Newman, y Pat Garret y Billy the Kid (1973), de Sam Peckinpah. Otras películas han tratado la legendaria vida errante de Billy el Niño. Y varios proyectos se quedaron en el camino, como uno de Fritz Lang que presentaba al héroe como un imbécil guapo y ostentoso.
Fritz Lang se acercó, en cambio, a otro forajido, Jesse James, en La venganza de Frank James (1940), segunda parte de Tierra de audaces (1939). El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, recién estrenada, se suma a las más de 40 películas que han magnificado la vida de aquel salteador de bancos y trenes, asesinado, como Billy el Niño, por un viejo amigo. Leyendas románticas de quienes se opusieron al sistema con los medios de su tiempo, por lo que no es casual que a Billy el Niño se le haya llamado muchas veces el Robin Hood del Far West e incluso haya una movilización para que se le conceda el perdón póstumo, algo a lo que se oponen descendientes de sus víctimas.
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