El entusiasmo juvenil de un tipo de mediana edad
Paul Weller presenta su cara más acústica en Valencia
Es pura realeza pop. Un noble de linaje mod inglés y toda una celebridad. Ha alcanzado la fama a base de discos inmensos y de colocar una canción tras otra en el top 10 inglés. Paul Weller (Woking, 1958) fue líder de The Jam y The Style Council, y desde 1990 es exitoso solista. En términos de talento, es un apolíneo dios viviente del pop, pero también alguien complejo que hace tartamudear a los entrevistadores. Esta noche, Weller actúa en el Heineken Greenspace de Valencia con un show acústico junto a Steve Craddock, de Ocean Colour Scene.
Condensar aquí lo que sus dos ex grupos representan es imposible. The Jam eran, como el Barça, más que una banda. Una forma de vida, algo a lo que pertenecer. Las canciones de Weller eran los mandamientos, y en cuanto a seguimiento enfervorizado, los Jam eran un fenómeno único. The Style Council fue una rareza aún mayor. Weller desechó la idea de grupo de rock, abandonó la guitarra y se lanzó a la música de inspiración negra que rompía con el pop fiero de The Jam. Cambios que el músico desdeña hoy. "Era como me sentía en la época. El rock no está muerto; está bien saludable. Todo lo que dije entonces fue porque estaba muy involucrado en política. Las comunidades y los sindicatos estaban fracturados; mis ideas surgían de allí". El Weller que en 1988 diría "el rock es un anacronismo" hoy se codea con Oasis y Ocean Colour Scene, grupos que hubiese odiado en su juventud. "La vida es así", dice, sin ironía. "La gente cambia". ¿Y aquellos gestos inspiradores? "La mayoría de las fotos me dan algo de vergüenza. Crecí en público. Mis peores etapas fueron registradas y analizadas. Aquellos peinados...".
"Crecí en público. Mis peores etapas fueron registradas y analizadas"
"Aunque se inspire en el pasado, la ideología 'mod' aún es relevante"
Otro cambio en Paul Weller ha sido su política. De vociferante socialista, ha pasado a un apoliticismo muy brit rock. "Los políticos me decepcionaron. Todos ellos, Blairs y Bushes, tienen planes ocultos. Estoy muy desilusionado, pero aún estoy contra la guerra. No me parece bien que un Gobierno pueda ir y bombardear a esos pobres desgraciados". Adiós al dandy rojo; hola, Weller, el tipo del pub. ¿Muy Oasis? "Sus dos primeros discos recogieron bien el espíritu de los noventa. Un grupo lánguido hecho de tipos a los que les gustaba sólo follar y el fútbol. Y no temían no ser intelectuales".
Dos cosas que para Weller nunca cambian son los discos buenos y la pertenencia al longevo culto mod. Para lo segundo, sólo tiene elogios: "Aunque se inspire en parte en el pasado, creo que lo mod es aún relevante y contemporáneo, y evoluciona. Va de coger como una urraca lo que sea bueno. Cuando apareció el punk, para mí fue lo mismo: chicos buscando su voz, creando caminos. Un viaje formativo de autoconocimiento juvenil, inherente a Inglaterra, algo que incluso hoy empapa toda su cultura. Chicos entrando a formar parte de subculturas, de pandillas, exhibiendo su estilo y escuchando música enorme". Discos, siempre discos: la universidad del fanático: "Soul de los cincuenta a los setenta. Reggae y ska también, claro. Los compro a destajo, y siempre tengo la sensación de que se me escapan cosas. De ahora me gustan Hard-Fi, Arctic Monkeys y los Babyshambles. Pete (Doherty) tiene mucho talento, a pesar de las gilipolleces que hace".
Weller ha tenido siempre la antena bien puesta. Señalar el camino a seguir ha sido siempre algo muy suyo; muchos fans conocieron a escritores como Adrien Henri o Joe Orton gracias a los guiños de Weller. De ahí que parezca imposible despedir al modfather sin preguntar quiénes marcaron su ruta. "Los grupos con los que crecí: Beatles y Who. John Lennon hablaba de Buffalo Springfield o El libro tibetano de los muertos, y yo salía corriendo a comprarlos". Él quizá ha cambiado. No así su entusiasmo juvenil.
Babelia
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