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El ladrón de la Biblioteca promete devolver el dinero cobrado por los mapas

Gómez Rivero se refugia en su casa, en una acomodada urbanización de Buenos Aires

Alejandro Rebossio

César Ovilio Gómez Rivero, autor confeso del robo de los mapamundis de la Biblioteca Nacional, "quiere preservarse a sí mismo y sobre todo a su familia", según declaró ayer su abogado Fernando Soto a este periódico. "Está arrepentido, devolvió los mapamundis y devolverá el dinero que cobró por los que vendió".

Gómez Rivero, historiador uruguayo de 60 años que lleva 30 en Argentina, sigue libre, aunque recluido en la casa de una distinguida urbanización de las afueras de Buenos Aires en la que vive. Allí permanece a la espera de que la justicia española tramite su demanda de extradición.

El precio que pagó el comprador australiano fue de 47.748 euros
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Según su abogado, Gómez Rivero se dedica a la "investigación de documentos antiguos". No es profesor ni investigador de ninguna universidad. Pero logró ahorrar lo suficiente para vivir en una casa de la urbanización La Dolfina, en la localidad de Pilar (situada a 50 kilómetros al norte de Buenos Aires), donde dispone, al igual que sus vecinos, de cuatro canchas de tenis, un campo de fútbol y cinco de hockey, dos piscinas, bar, gimnasio y salón de juegos. "Es una persona de ingresos medios", sostiene su letrado. "La venta legal de documentos mueve mucho dinero", añadió, aunque no precisó cuánto. Lo que sí pudo fijar es el precio que pagó el comprador australiano al que le fue confiscado uno de los mapas sustraídos por Gómez Rivero: 47.748 euros (65.383 dólares).

El letrado, que entregó el martes ocho de los diez mapamundis del siglo XV al juez federal Ariel Lijo, está preparando su estrategia para evitar la extradición de su cliente a España: "Plantearé la inconstitucionalidad de la ley de cooperación internacional en materia penal. El robo simple y el hurto son delitos que no acarrean penas de prisión ni aquí ni en España. Sólo se puede llegar al arresto cuando hay un serio peligro de fuga o un grave peligro de obstrucción a la investigación", argumentó.

Soto compareció ante el juez Lijo y garantizó que su defendido no tiene intención de fugarse. No obstante, a Gómez Rivero le fue retirado el pasaporte, se le prohibió la salida de Argentina y se le impuso el pago de una garantía de 2.000 euros. Cada semana, además, debe presentarse en el tribunal.

"En todo caso no son 19 documentos, como dijeron las autoridades en España. Son 10", adujo ayer Soto de nuevo. El cálculo de esa decena de grabados resulta de sumar los ocho que ya se han entregado y los dos que fueron hallados en Nueva York y Sydney, ciudades en las que fueron confiscados a coleccionistas privados. Para lograr sus objetivos, Gómez Rivero abusó, según el abogado, de la confianza de conocidos suyos para vender los ejemplares "de buena fe".

A principios de octubre, el ladrón conoció por la prensa que la justicia española lo estaba buscando. Hombre casado y con hijos, decidió entregarse. La decisión fue, a la postre, mejor para sus intereses.

Mientras tanto, en Buenos Aires, el juez Lijo también lo investiga por un presunto fraude en relación con la venta de los dos mapamundis. "En el escenario más desfavorable, en Argentina le pueden tocar tres años de prisión en suspenso", aventuró Soto.

Fue en agosto pasado cuando la Biblioteca Nacional se percató de que faltaban los mapamundis. Sobre cómo cayeron en la cuenta, el abogado explicó: "Creo que cada seis meses se revisa si están los 17 millones de documentos que tienen ahí". El robo acabó por costarle el cargo a la directora de la Biblioteca, Rosa Regàs.

A principios de este mes, la policía española confirmó que Gómez Rivero era el sospechoso de la sustracción de las obras de la edición incunable de 1482 de la obra Cosmografía, de Ptolomeo, de las que se conservan sólo 120 ejemplares en el mundo. En los próximos días, el juez Lijo lo llamará para que confiese en persona sus delitos. El ladrón no visitaba con frecuencia España, continuó su abogado, quien aseguró que fue a finales del año pasado cuando Gómez Rivero se llevó los mapamundis de Madrid.

Mapamundi de Ptolomeo, robado de la Biblioteca Nacional e intervenido por el FBI a un coleccionista en Nueva York.
Mapamundi de Ptolomeo, robado de la Biblioteca Nacional e intervenido por el FBI a un coleccionista en Nueva York.

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