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Entrevista:JOSÉ MIGUEL VIVANCO | Human Rights Watch | La herencia de un dictador

"La investigación abre un camino democrático"

Francesco Manetto

Hay un antecedente histórico que explica la importancia de la investigación de la familia de Pinochet. Se trata de un hecho que muestra cómo ha cambiado la sociedad chilena en la última década. Lo cuenta en una conversación telefónica José Miguel Vivanco, director para las Américas de la organización de defensa de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) y nacido en Chile.

Pregunta. ¿Qué supone esta investigación?

Respuesta. La decisión del juez Carlos Cerda ha abierto un nuevo camino que demuestra el espíritu democrático de las actuales instituciones chilenas. El 28 de mayo de 1993, Pinochet, siendo todavía jefe de las Fuerzas Armadas, ordenó a los militares acuartelarse delante del palacio de la Moneda [sede de la Presidencia de la República]. La verdadera razón de esa demostración de fuerza era ejercer presión política, ya que se estaba investigando a su hijo Augusto por fraude al fisco.

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P. ¿Pinochet temía que se le acusara también de violaciones de los derechos humanos?

R. Ésa fue la excusa formal de ese despliegue de militares. Pero entonces nadie se atrevía aún a cuestionarle en Chile.

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P. ¿Qué ocurrió después?

R. En julio de 1995, el presidente Frei ordenó el cierre de la investigación "por razones de Estado". En realidad, lo hizo bajo presión. Lo más asombroso es que Frei era fiel a las instituciones democráticas. Eso da una idea del poder que todavía tenía Pinochet.

P. ¿Cuál fue el detonante de ese cambio de actitud?

R. La detención de Pinochet en Londres, en 1998, rompió moldes. La sociedad chilena comenzó a pensar que no se trataba de un personaje invencible ni intocable. Entonces se dejó de escuchar el refrán favorito de su entorno y sus abogados cuando se acusaba a Pinochet de violación de derechos humanos: "Es una campaña del comunismo internacional".

P. ¿Qué pasará ahora?

R. Espero que la investigación siga adelante. Lo que ha ocurrido es una señal muy alentadora. Y demuestra una tendencia propia de un Estado de derecho que ojalá se mantenga en el futuro.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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