El 'hiyab' no está prohibido ni expresamente permitido
La legislación estatal no prohíbe a los alumnos llevar símbolos religiosos. Pero tampoco lo permite específicamente. No hay regulación. Y es cada centro -a través de los consejos escolares- el encargado de dictar las normas de régimen interno que mantengan el orden en las aulas. Y de decidir si se permite a las alumnas llevar velos y pañuelos. Pero, cuando una niña deja de ir a la escuela porque su centro ha decidido que no puede ir a clase con el hiyab (pañuelo que cubre la cabeza y el cuello pero deja visible la cara), las comunidades autónomas -que son las que tienen las competencias en materia educativa- son las que acaban interviniendo. Y lo suelen tener claro: debe prevalecer el derecho fundamental a la educación consagrado en el artículo 27 de la Constitución y las niñas deben ser escolarizadas.
Por el momento, y según declara un portavoz del Ministerio de Educación, el Gobierno no tiene intención de elaborar una normativa sobre esta materia tal y como ocurre en países como Francia, donde una ley de 2004 prohíbe cualquier símbolo religioso en las escuelas públicas. Tampoco lo van a permitir expresamente.
El caso de Girona no es único en España. En 2002 se desató una polémica en San Lorenzo de El Escorial (Madrid) cuando los padres de una niña recién llegada de Marruecos, Fátima, tuvieron un conflicto con un colegio concertado, católico, que no permitía a la niña asistir a clase con el pañuelo. Se intentó escolarizar a Fátima en un instituto público, pero se planteó el mismo problema. Como ha ocurrido con la niña de Girona, también en esa ocasión la comunidad autónoma zanjó el asunto. La Consejería de Educación de Madrid obligó al centro público a escolarizar a la menor "sin condiciones". Esto es, con el pañuelo.
Se han producido también algunos conflictos por las clases de gimnasia. Cuando las alumnas (o sus padres) se han negado a hacer educación física por la ropa deportiva que debían llevar. Por lo general, en estos casos se ha logrado, a través de la mediación con los padres, que las alumnas acaben asistiendo a la asignatura como una más.
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