Del parto natural y del medicalizado
Quisiera rebatir el artículo del 11 de agosto del señor Dexeus contra el parto en casa y a favor del hospitalario. Antes querría felicitarle sinceramente por ser hijo de la persona que abrió la primera clínica en España dedicada a la atención a la mujer. Sin duda, ello supuso un gran avance en una época de falta de información, de formación y de hábitos de higiene. Hoy las condiciones son bien distintas.
1. El parto practicado hoy en los hospitales españoles está tan medicalizado que incluso es criticado expresamente por los expertos de la OMS, en particular por el abuso en la práctica de las cesáreas. Durante el parto, los médicos y asistentes desprecian el valor activo de la madre y su estado de ánimo para el éxito del parto, relegándola al papel de máquina a programar, y se erigen en señores del parto: colocan a la parturienta en una postura cómoda para ellos, se rodean de maquinaria médica cuya utilidad sólo está clara en caso de complicación del parto y no dudan en abusar de instrumental agresivo, como los fórceps, que pueden deformar el cráneo del bebé.
2. En algunos países europeos (Holanda, Reino Unido), la mujer puede parir en la intimidad de su casa, eligiendo la compañía y las posturas que adopta para parir, y es asistida durante el embarazo y el parto por una profesional especialmente formada. En caso de complicación, puede asistir a un hospital, emergencia apenas requerida, dada la buena formación de las comadronas.
3. El autor compara este moderno parto natural con el que se realizaba en el siglo XIX o se realiza hoy en el Tercer Mundo, en donde no se dan las condiciones higiénicas adecuadas, las asistentas al parto no tienen formación y no disponen del hospital de emergencia. Igualmente, aporta datos de mortalidad durante el parto en el Tercer Mundo para arremeter contra esta propuesta de parto, cuando los porcentajes de éxito en los alumbramientos practicados en Europa en casa son similares a los obtenidos en los hospitales españoles.
4. El parto en casa no es una cuestión economicista, sino una alternativa para las mujeres que deciden ser dueñas de su parto con la ayuda de profesionales. Sin embargo, sí es mucho más económico que el practicado en los hospitales españoles, como el autor acepta.
El parto en casa es más humano, más económico para la sociedad e igual de seguro que el hospitalario, por lo que las mujeres deberían poder elegirlo en la Seguridad Social. No me cabe duda de que algún día será algo posible, pero será la clase médica el principal freno, temerosa de perder el monopolio de la salud y la enfermedad que tiene hoy sobre los ciudadanos y ciudadanas.
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