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Reportaje:

Raúl Castro se hace la autocrítica

El presidente interino de Cuba reconoce la necesidad de cambios y tiende la mano a EE UU

Raúl Castro no defraudó su fama de hombre realista y pragmático. Su discurso, al cumplirse un año justo de la crisis de salud de Fidel Castro, estuvo lleno de claves internas y de un mensaje principal: para preservar la revolución, Cuba cambiará lo que tenga que cambiar en lo económico. El jefe del Ejército, en quien el mandatario cubano delegó poderes el pasado 31 de julio, dijo ser muy consciente de las duras condiciones en que viven sus compatriotas, afirmó que es prioridad resolverlas e incentivar la producción, y anunció que se introducirán "cambios estructurales y de concepto" en la agricultura y otros sectores, incluida la industria, aunque sin "premuras". "No habrá soluciones espectaculares, se necesita tiempo y trabajar con seriedad", advirtió.

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"Estamos en el deber de transformar concepciones y métodos que fueron los apropiados en su momento, pero han sido ya superados por la vida", afirmó Raúl, que tendió también un "ramo de olivo" al Gobierno de Estados Unidos que salga de las elecciones de 2008.

Como se esperaba, el jefe del Ejército y sucesor constitucional de Fidel Castro empezó su discurso en la ciudad de Camagüey recordando el "duro golpe" que supuso la enfermedad de su hermano -que, dijo, "despliega una actividad cada vez más intensa y sumamente valiosa". "Han sido en realidad meses muy difíciles, aunque con un efecto diametralmente distinto al que esperaban nuestros enemigos, que soñaban con que se entronizaría el caos, que el socialismo cubano terminaría por desplomarse".

El 26 de julio es la fecha política más importante de Cuba. Se conmemora el asalto al cuartel Moncada (en 1953) por Fidel Castro y un centenar de jóvenes, acción armada que marcó el comienzo de la lucha revolucionaria en la isla; y fue precisamente ese día, hace un año, cuando Castro comenzó a sentirse mal al terminar un discurso en la ciudad de Holguín. El 27 de julio fue operado de urgencia debido a un grave sangramiento intestinal, y desde entonces no ha aparecido en público.

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Raúl aprovechó fecha tan simbólica para dar a conocer un verdadero plan de gobierno centrado en resolver los problemas cotidianos de los cubanos, pero no aisladamente, sino como parte de un esquema "estructural" para reactivar la economía. Algo que a muchos cubanos les hacía falta oír. Mencionó todos los asuntos críticos: la alimentación, el transporte, la vivienda, la ineficiencia de la industria y la agricultura y "los salarios claramente insuficientes" para vivir. "Puedo afirmar responsablemente que el partido y el Gobierno vienen estudiando con profundidad éstos y otros problemas que requieren un enfoque integral"; pero, advirtió Raúl, los problemas son serios y "todo no puede resolverse de inmediato".

Quedó claro que la prioridad número uno es la agricultura, "hacer producir más la tierra". El presidente interino dijo que "habrá que generalizar las experiencias" de los campesinos destacados, muchos de ellos privados, y "estimular convenientemente" el trabajo en el campo. Éste es un asunto crucial, según los economistas, pues las reticencias que han existido hasta ahora para pagar más a los que producen más es lo que ha desestimulado la producción.

Raúl Castro aseguró que para lograr el objetivo de incrementar el rendimiento agrícola "habrá que introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios". Se han multiplicado por tres los precios de "acopio" que paga el Estado a los productores privados de carne y leche, dijo, y medidas similares seguirán adoptándose en el futuro.

También "se requiere recuperar la producción industrial nacional e incorporar nuevos renglones que eliminen importaciones" -una parte considerable de las más de 3.000 empresas del Estado son ineficientes-; para ello, informó el dirigente comunista, se planea incrementar la inversión extranjera, pero "sin repetir los errores del pasado".

Raúl compaginó este discurso realista con las posiciones de principios y las habituales críticas a Washington por su política de cerco económico. Y de nuevo tendió la mano a Estados Unidos para resolver el conflicto bilateral. "La nueva Administración que surja si mantiene la absurda, ilegal y fracasada política contra Cuba o acepta el ramo de olivo que tendimos en el 50º aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias". Se refería Raúl a la oferta de diálogo que lanzó a Washington el pasado 2 de diciembre, cuando expresó su "disposición a discutir en pie de igualdad el prolongado diferendo con Estados Unidos".

La respuesta de la Administración de George W. Bush llegó en menos de una hora: el "único diálogo real" que Castro necesita llevar adelante, afirmó el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Sean McCormack, "es con el pueblo cubano". Para otros "grupos de países" -léase la Unión Europea- que imiten a Washington en su estrategia de presión, la receta de Raúl es: "Ni una sola concesión". "Nuestro pueblo nunca cederá un ápice ante intentos de presión o chantaje de país o grupo de países alguno, ni hará la más mínima concesión bilateral dirigida a enviarles señales de ningún tipo a nadie", subrayó.

Para concluir su discurso, Raúl eligió dos citas de su hermano: en la primera, tomada de un discurso pronunciado el 26 de julio de 1989 en esa misma ciudad de Camagüey, Castro, adelantándose a los acontecimientos, advirtió que aunque la Unión Soviética desapareciera del mapa, la revolución cubana continuaría siendo socialista. La segunda es del año 2000: "Revolución es sentido del momento histórico, es cambiar todo lo que debe ser cambiado". Todo un símbolo de los caminos paralelos que hoy discurren en Cuba.

Un niño asoma entre la gente que asistió a la ceremonia del 54º aniversario del asalto al cuartel Moncada, celebrada ayer en Camagüey.
Un niño asoma entre la gente que asistió a la ceremonia del 54º aniversario del asalto al cuartel Moncada, celebrada ayer en Camagüey.ASSOCIATED PRESS

Fidel no apareció en uno de sus actos favoritos

"Que no se preocupen los vecinitos del norte, que no pretendo ejercer mi cargo hasta los 100 años", bromeó Castro el 26 de julio de 2006. Ese día el presidente cubano pronunció no uno, sino dos discursos, como parte de las conmemoraciones por el 53º aniversario del asalto al cuartel Moncada. Acababa de regresar de un tenso viaje de tres días a Argentina, adonde asistió como invitado especial a la 30ª cumbre del Mercosur, y desde hacía meses llevaba un endiablado ritmo de trabajo.

Los fotógrafos que aquel 26 de julio tuvieron a Castro en la mira de sus teleobjetivos las casi dos horas que duró el acto afirman que casi al final notaron que algo no andaba bien, que Castro estaba demacrado. "Cuando terminó y salió caminando se apreciaba que su paso era inseguro y en su entorno había caras de preocupación", recuerda uno de ellos.

Pese al secretismo sobre lo que ocurrió después, poco a poco se han ido conociendo informaciones y detalles, ninguno confirmado oficialmente. En la misma noche, Castro sufrió una hemorragia intestinal, al parecer provocado por un viejo problema de diverticulitis (la inflamación de bolsas anormales en el intestino). El sangrado fue tan severo que tuvo que ser trasladado en un helicóptero a La Habana y operado de urgencia al día siguiente.

El 31 de julio de 2006, Castro dio a conocer una proclama en la que delegó "con carácter provisional" todos sus poderes y responsabilidades en un equipo de siete personas encabezado por su hermano Raúl, su sustituto según la Constitución. Aunque nadie ha revocado hasta ahora esa "provisionalidad", hay consenso general en que Castro no volverá a reasumir sus funciones y que quedará en el papel de gran orientador y consejero sabio.

La salud de Castro sigue rodeada de secretismo y misterio. Pero hay datos que apuntan a la tesis del no retorno: desde que fue operado de urgencia el 27 de julio debido a la grave hemorragia intestinal sufrida, no ha vuelto a reaparecer en público; Castro ha revelado que las primeras intervenciones quirúrgicas fallaron y que durante meses fue alimentado por vía intravenosa -el presidente boliviano, Evo Morales, dijo que las operaciones han sido al menos 10-; él mismo ha dicho que su proceso de recuperación sigue siendo complejo y que juega en su contra su avanzada edad (el 13 de agosto cumplirá 81 años).

Desde el 29 de marzo, Castro comenzó a publicar en la prensa unas reflexiones que empezaron versando sobre los grandes problemas de la humanidad, pero poco a poco han ido entrando en política interna. Aunque su ausencia de las conmemoraciones por el 54º aniversario del asalto al Moncada parece indicar que el regreso de Castro a sus actividades es altamente improbable, otra cosa es su capacidad de influir y el peso de sus ideas e ideales.

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