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El CIC Microgune desarrolla un chip que diagnostica el cáncer de colon en 20 minutos

El prototipo tardará tres años en salir al mercado y puede adaptarse para otras patologías

Un dispositivo similar a una tarjeta de crédito podrá sustituir la actividad de todo un laboratorio para diagnosticar el cáncer de colon. Se trata del laboratorio en un chip (lab on a chip), un sistema de microtecnología desarrollado por el centro vasco de Investigación en Micro y Nanotecnologías (CIC Microgune), que abaratará los costes y agilizará el proceso por el que hasta ahora se detectaba la enfermedad. El chip permite un análisis menos invasivo para el paciente, quien podrá realizar la prueba incluso en su propia casa. Aunque no se comercializará hasta dentro de al menos tres años, el prototipo podrá servir como precedente para desarrollar sistemas de diagnóstico de otras patologías.

El microdispositivo, que va insertado en un soporte de plástico similar a una tarjeta de crédito, contiene un depósito con una capacidad de un microlitro, en la que el ADN de la muestra del paciente se concentra, se rompe y se amplifica. Unos reactivos permiten detectar en la secuencia del ADN si contiene moléculas cancerígenas y, de haberlas, unos marcadores fosforescentes producen una iluminación. Otro soporte que acompaña a la tarjeta -una pequeña caja con un lector de luz láser- percibe la fosforescencia. El equipo trabaja en que la caja pueda establecer una conexión inalámbrica a modo de teléfono móvil para remitir inmediatamente el resultado de la prueba al centro de salud. "Todo el proceso apenas dura veinte minutos", indica el director general del centro de investigación cooperativa, Carlos Luri.

Las ventajas, afirma el investigador, son múltiples: "Es un diagnóstico rápido que no requiere de personal especializado. Practicar una colonoscopia y una biopsia, como hasta ahora, son procedimientos invasivos para la persona y caros para el hospital. Con este prototipo se ahorrarían costes y tiempo de hospitalización". Espera que el método se utilice para realizar el diagnóstico en ambulatorios o incluso en la casa del paciente, de acuerdo con "la tendencia hacia la inteligencia ambiental: dar una atención personalizada al paciente en su propio hogar". Ahora que se centran cada vez más esfuerzos en la prevención, debido en parte al envejecimiento de la población, la tarjeta podría contribuir a desarrollar controles rutinarios que facilitarían diagnósticos precoces.

La eficacia del dispositivo se ha probado realizando el mismo proceso en un laboratorio clásico y en el chip, y comprobando que los resultados coinciden. "El diagnóstico del microchip no es tan preciso como el del hospital", matiza Luri, "pero es suficiente para detectar la enfermedad". El prototipo terminará de desarrollarse en un año, se patentará, y se buscarán firmas que decidan comercializarlo.

Otras aplicaciones

"Ya existen contactos con empresas, pero harán falta tres años como mínimo para que salga al mercado", subraya Luri. El precio será, en principio, "asequible" por el tipo de materiales que se utilizan en su fabricación, pero su cuantía "dependerá de los márgenes de beneficio que establezca la empresa".

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El mismo sistema podría ser utilizado en el futuro para diagnosticar otro tipo de cáncer y otras enfermedades. "El soporte que fabricamos nosotros sería el mismo, sólo habría que cambiar los componentes biológicos, introducir los anticuerpos adecuados para el ADN de cada enfermedad", explica el director. De esta manera, sería factible a largo plazo desarrollar incluso un solo soporte que detectara varias enfermedades.

Lo que ya está diseñando CIC Microgune es una tarjeta similar para detectar patógenos como la salmonela en los alimentos, porque, como recalca Luri, los lab on a chip podrían ser especialmente útiles también para minimizar el contagio de enfermedades infecciosas. "Ante el riesgo de una oleada de virus del tipo la gripe aviar, el sistema determinaría con rapidez y sin congestionar los hospitales la incidencia de la enfermedad en la población", apunta.

CIC Microgune, creado a partir de la alianza estratégica de los centros tecnológicos CEIT, Ikerlan y Tekniker; las universidades Mondragon Unibertsitatea y Tecnun, y el grupo empresarial Mondragón Corporacion Cooperativa (MCC), centra su actividad en investigar los procesos de miniaturización con los que conseguir mayores prestaciones que a escala normal. Además de estas tarjetas, el centro desarrolla otras líneas de investigación relativas a la salud, como las microagujas para dosificar medicamentos y tratar enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer, y la ingeniería de tejidos: fabricar piel artificial aprovechando las ventajas que ofrece la nanotecnología.

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