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Reportaje:

El largo túnel de Cárnicas Molina

La Junta busca un nuevo socio para la empresa jiennense, que afronta otra crisis más

Ginés Donaire

La industria jiennense Cárnicas Molina no sale del largo túnel en el que está inmersa desde principios de los noventa. Después de que la Junta de Andalucía asumiera su control para evitar su cierre, la empresa pasó a manos de Campofrío y, más tarde, al grupo segoviano Proinserga, actual propietario a través de su filial Primayor Andalucía. Sin embargo, la enésima crisis de la principal industria cárnica andaluza vuelve a dejar la pelota en el tejado del Gobierno autonómico, que ya busca un nuevo socio industrial para garantizar la actividaddespués de que la suspensión de pagos presentada por Proinserga amenace el futuro de los 148 empleados de la plantilla y los casi 300 indirectos.

"La única solución pasa por que la Junta nos ayude y busque un nuevo socio industrial", comenta José Antonio Marín, de 48 años, 30 de ellos como empleado de Cárnicas Molina. José Antonio y el resto de la plantilla llevan dos meses concentrados durante el horario laboral en la explanada del complejo industrial de Molina en Jaén ante la nula actividad empresarial de la empresa. El comité de empresa se reúne hoy en Sevilla con altos cargos de la Consejería de Empleo con el fin de buscar alguna salida a esta compleja situación. De no ser así, los trabajadores, a los que se les adeudan dos nóminas, ya tienen en mente un calendario de movilizaciones similar al de la pasada década.

La plantilla culpa de la actual situación a la "mala gestión" de los actuales propietarios. "Han querido hacer un holding de empresas y financieramente no le han salido las cuentas", asegura Manuel López, presidente del comité de empresa, que responsabiliza también a los anteriores propietarios, Campofrío, por incumplir su compromiso de invertir 24 millones de euros en una nueva planta de elaborados cárnicos. El comité ha enviado una carta a la alcaldesa de Jaén, Carmen Peñalver, donde le pide el apoyo municipal para evitar el cierre de esta industria señera de Jaén, que la década pasada llegó a tener 1.100 trabajadores y un matadero con 1.600 cerdos al día, y expresan su temor a las supuestas intenciones de los actuales dueños de enjugar su deuda -superior a los 60 millones de euros- con la venta de los terrenos de la fábrica, unos 50.000 metros cuadrados ubicados en un lugar estratégico, junto al nuevo polígono industrial de Jaén.

La industria jiennense se creó en 1952 por la familia Molina. En los noventa, las dificultades económicas de la empresa motivaron la intervención de la Junta, que asumió el 80% del accionariado de la mano del Instituto de Fomento de Andalucía (IFA). En 1997, la Junta puso al frente de la cárnica a César Braña, ex gobernador civil de Cádiz, que intentó reflotar las cuentas de la empresa con un ajuste de plantilla. Sin embargo, poco después, el Tribunal de la Competencia de la Unión Europea dio un nuevo puyazo a las aspiraciones de la empresa declarando ilegales los casi 60 millones de euros en ayudas públicas recibidas por Molina. Muchos vieron entonces que detrás estaba la mano negra de las grandes compañías del sector.

Cuando en 1999 Molina pasó a manos de Campofrío -a través de la filial andaluza Campocarne- la Junta pareció respirar porque creía haber encontrado un buen socio para Molina. Pero Campofrío no cumplió sus acuerdos y poco después vendió la empresa a Proinserga, que vuelve a alegar la inviabilidad de la industria cárnica para presentar suspensión de pagos en un juzgado de Segovia.

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