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Japón ordena el cierre de la planta nuclear dañada por el seísmo

El Gobierno investiga una fuga radiactiva de la que no informó la dirección de la central

El terremoto que sacudió el noroeste de Japón el lunes y causó nueve muertos podría haber dañado la estructura de la mayor central nuclear del mundo. El Gobierno japonés ordenó el cierre de la planta de Kashiwazaki-Kariwa hasta que se compruebe su seguridad, al tiempo que el primer ministro, Shinzo Abe, criticó a la empresa propietaria, Tokyo Electric Power (Tepco), por la lentitud con que informó de las fugas radiactivas y fallos en la central.

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Durante la inspección realizada en la mañana de ayer por funcionarios locales de la provincia de Niigata, donde se encuentra la planta, se descubrió que se habían caído al suelo y abierto buena parte del centenar de tambores metálicos que contenían residuos de baja intensidad. Empleados de la central estudian ahora si, además de la fuga de agua radiactiva, los tambores produjeron otro vertido radiactivo, así como su composición y su peligrosidad.

El Ministerio de Economía, Comercio e Industria tomó la decisión de cerrar la central después de que Tepco anunciara que la magnitud de la sacudida telúrica del lunes -6,8 en la escala Richter- es superior al nivel de resistencia a terremotos previsto por los diseñadores de Kashiwazaki-Kariwa. El temblor, cuyo epicentro distaba apenas nueve kilómetros de la central, provocó el cierre automático de cuatro de los siete reactores de ésta.

Tepco reconoció ayer que el terremoto causó medio centenar de fallos en la central, incluido un incendio al prenderse un transformador, dos fugas de agua contaminada con material radiactivo y la rotura de diversos componentes que ha permitido el escape radiactivo a la atmósfera. La compañía eléctrica indicó el lunes que el agua contaminada se había vertido al mar del Este y no provocaría daños medioambientales, pero se desconocen las consecuencias finales de las distintas fugas.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, criticó duramente a la compañía eléctrica por retrasar la información sobre los daños sufridos por la central. "La energía nuclear sólo puede operar con la confianza del público. Por ello, sus empresas deben informar con precisión y rapidez sobre lo que ocurre y facilitar al público toda la información", declaró Abe.

Los expertos indican que el hecho de que el seísmo se produjera bajo el mar, a 17 kilómetros de profundidad, exige comprobar la situación de las fallas sobre las que se levanta la central, por si afecta a la resistencia de ésta contra los temblores.

El ministro de Industria, Akira Amari, que ha ordenado una investigación de los hechos, señaló que va a pedir a todas las centrales nucleares japonesas que revisen sus sistemas de seguridad. Además, indicó que el incendio desatado en Kashiwazaki-Kariwa revela la necesidad de que cada planta cuente con su propio equipo de bomberos.

La preocupación se adueñó ayer de la población. No sólo por el temor latente a un nuevo y más sangriento terremoto, sino por la inseguridad que generan las centrales atómicas en el único país que ha sufrido dos explosiones nucleares. Los japoneses también temen que el cierre de

Kashiwazaki-Kariwa cause cortes en el suministro eléctrico en las horas de más calor del verano.

Unas 12.000 personas permanecen en centros de acogida al haber perdido sus casas, 24.500 viviendas permanecen sin electricidad y más de 35.000 hogares siguen sin gas y con problemas en el suministro de agua potable.

Los equipos de rescate permanecían anoche rebuscando entre las ruinas de centenares de casas destruidas a un hombre que continúa desaparecido. Las escuelas de la ciudad de Kashiwazaki -de 95.000 habitantes, situada a 250 kilómetros al noroeste de Tokio y la más dañada por el seísmo- siguen cerradas. La agencia meteorológica japonesa ha advertido contra nuevas réplicas.

Una humareda negra sale de un transformador de la planta nuclear de Kashiwazaki el lunes tras el seísmo.
Una humareda negra sale de un transformador de la planta nuclear de Kashiwazaki el lunes tras el seísmo.AP

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