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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

En la quinta región

Ecuador tiene 14 millones de habitantes. De ellos, dos millones, es decir, más de un 14%, han emigrado al extranjero, que el presidente Rafael Correa llama "la quinta región" ecuatoriana, con 700.000 en España, la mayor parte sin papeles, sin permiso oficial de residencia. Ni los españoles ni el presidente de Ecuador, en su primera visita oficial a España, podrán olvidar que eran ecuatorianos los dos muertos en el atentado de ETA contra la T-4 de Barajas el pasado 30 de diciembre.

Estos emigrantes, inmigrantes aquí, tendrán derecho a votar y a estar representados en la Asamblea Constituyente que salga de las elecciones del 30 de septiembre. No sorprende, por ello, que muchas afirmaciones de Correa ayer en Madrid tuvieran un tinte electoralista. Pues, pese a su inmensa popularidad, no tiene garantizada una mayoría para defender sus ideas en esa Constituyente. Correa debe tener cuidado en respetar las reglas del juego. El actual Parlamento, pese a que él lo considere lleno de corruptos y mediocres -en lo que no le falta razón-, debe seguir en pie y no ser disuelto antes de que la Constituyente haya acabado sus trabajos. Tampoco resulta tranquilizador que cite como ejemplo a aplaudir el cierre de la cadena de televisión venezolana RCTV por el régimen de Chávez. La libertad de prensa debe mantenerse en Ecuador. Debe tener en cuenta que los emigrantes ecuatorianos, cuando voten o vuelvan, se verán influidos por el ambiente vivido en su país de acogida, en este caso, España, y su libertad de opinión.

El valor central que defiende Correa, la lucha contra la pobreza, está ya siendo admitido como un objetivo básico en toda América Latina. Ni el neoliberalismo ni el llamado Consenso de Washington del FMI gozan ya de buena acogida; de eso puede estar tranquilo el mandatario, sin necesidad de apelar a "liquidar el nefasto modelo neoliberal". Pero, ahora que todos los Gobiernos latinoamericanos han nacido de las urnas, es hora de profundizar, no de amordazar las voces críticas.

Con sus 1.700 millones de dólares de remesas enviadas a su país, la emigración está manteniendo a Ecuador por delante del petróleo. Es lógico y oportuno que el Gobierno intente canalizar estas remesas a través de bancos en una sociedad escasamente bancarizada, siempre que sea para garantizar estos fondos y no para controlarlos. Ecuador debe avanzar desde dentro y desde fuera. España debe apoyar a ese país y a sus gentes, pues esa quinta región es ya una parte de nosotros.

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