El Gobierno transferirá a Cataluña los trenes de cercanías en enero

Josep Antoni Duran Lleida obtuvo ayer del presidente del Gobierno su mayor regalo político de la legislatura. Fue en respuesta al portavoz de Convergència i Unió que José Luis Rodríguez Zapatero desveló el calendario de aplicación del Estatuto en dos temas de gran impacto para Cataluña: en enero el Gobierno transferirá a la Generalitat la gestión de Cercanías y en septiembre abordará la entrada del Gobierno catalán en la gestión de El Prat.

El anuncio de Zapatero llegó después de una intervención muy crítica de Josep Antoni Duran, en la que acusó al presidente del Gobierno de haber "incumplido" sus compromisos con Cataluña. Con todo, el dirigente nacionalista obtuvo del presidente un trato de favor inimaginable hace sólo dos años, cuando CiU hacía de abierta oposición en el Congreso mientras sus rivales más directos, Esquerra Republicana, apoyaban al Gobierno.

Zapatero hizo evidente ayer su cambio de prioridades en materia de alianzas al detallar sus previsiones sobre el Estatuto a CiU y no a Esquerra. Según el presidente, los trenes de Cercanías de Barcelona serán transferidos a la Generalitat en enero y también puso calendario a aspectos relacionados con el aeropuerto de El Prat y que han centrado el debate político entre el Gobierno catalán y el central en los últimos meses. En septiembre se abordará la entrada de la Generalitat en el nuevo consorcio gestor de El Prat y en el mismo mes se adjudicará la nueva terminal del aeropuerto "con la participación decisiva" de la Generalitat, dijo el presidente del Gobierno. "No veo motivos por la impaciencia en el desarrollo del Estatuto" aseguró el Zapatero.

Duran, que en su discurso de ayer se situó en la equidistancia entre el PSOE y el PP y reprochó a ambos el actual clima de crispación, obtuvo un gesto también desde la bancada popular. Mariano Rajoy fue uno de los escasos diputados del PP que se quedaron en el hemiciclo para escuchar, con actitud de gran respeto, la intervención del nacionalista. "Ya ven, es bueno ir de la mano de Convergència i Unió", ironizó el propio Duran al ver la actitud del presidente y del líder de la oposición.

Los compromisos del presidente del Gobierno dejaron a Duran sin sustento para muchas de sus críticas iniciales. Por esta razón, el portavoz de CiU acabó por criticar el carácter "electoralista" de las medidas anunciadas por Zapatero. "El traspaso de Cercanías se producirá dos meses antes de las elecciones", recordó.

Pero el golpe de efecto de Zapatero hacia Cataluña no ocultó un discurso de Duran Lleida en el que CiU agudizó su posición equidistante entre el PSOE y el PP ya con vistas a las elecciones generales. Duran criticó los incumplimientos de Zapatero, pero no dejó de recordar el comportamiento "irresponsable" del PP, sobre todo durante el largo debate del Estatuto de Cataluña.

El líder democristiano enumeró las materias en las que su grupo y el del PSOE no han logrado consenso, con la ley de la memoria histórica en la cabeza. Con todo, Duran no descartó un acuerdo si el texto definitivo incluye referencias también a las víctimas de la violencia anarquista.

Zapatero buscó fórmulas de complicidad con Duran al garantizar que el Gobierno también cumplirá con las promesas de inversión en Cataluña en materia de infraestructuras. Aseguró el presidente que el desarrollo estatutario "no ha estado ni estará en función de ningún calendario electoral".

Duran intentó por todos los medios evitar que sus críticas al Gobierno del PSOE pudieran interpretarse como un guiño al PP. Por eso insistió en recordar la ofensiva del PP "contra Cataluña" y en alejarse de las reiteradas y variadas ofertas de pacto de Mariano Rajoy: "Cuando nos llegan determinados cantos de sirena es preciso recordar que quien desprecie nuestra dignidad y memoria cometerá un grave error. No somos un chicle".

Sólo hizo una excepción en su política de equidistancia. Aseguró Duran que sería "injusto" culpar por igual a PP y PSOE del actual clima de crispación. Pese a poner esta salvedad, Zapatero no quiso que Duran se marchara con una imagen virginal. Es por eso por lo que puso de relieve, aunque sin citarlo directamente, los reiterados pactos que cerraron CiU y PP en tiempos de Aznar y Pujol. Zapatero también envió otro mensaje a Convergència: el establecimiento de cualquier tipo de pacto tras las generales no tiene por qué implicar cambios en el Gobierno catalán, donde los socialistas gobiernan en coalición pese a ser CiU la fuerza más votada. Zapatero lo justificó por un sistema electoral "proporcional" que defendió.