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El Gobierno rechaza "el pulso" de los obispos contra la asignatura de Ciudadanía

Los alumnos no obtendrán titulación académica sin estudiar esa materia, dice la vicepresidenta

No hay pulso posible del episcopado al Gobierno socialista por la legislación educativa vigente. Lo dejó ayer claro la vicepresidenta del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros. Dijo Fernández de la Vega sobre la obligatoriedad de cursar Educación para la Ciudadanía, que los obispos combaten con energía por considerarla una especie de formación del espíritu: "No hay pulsos; en un Estado de derecho, la ley es igual para todos, nadie puede vulnerarla, ni incumplirla, ni objetarla. Nadie. No hay ni debe haber excepciones".

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"Ni se puede establecer un pulso con el cumplimiento de una ley, ni se puede objetar contra Educación para la Ciudadanía porque es algo que está dispuesto en una ley, como no se puede objetar contra las Matemáticas", dijo la vicepresidenta del Gobierno para rechazar que pueda haber pulso alguno sobre la obligatoriedad de cursar esa materia. La vicepresidenta reafirmó lo que desde hace semanas remacha el Ministerio de Educación: que no podrá obtenerse la titulación académica correspondiente sin estudiar la citada asignatura.

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal emitió el jueves pasado una llamada Declaración pidiendo a sus fieles recurrir "a todos los medios legítimos" para defender la libertad de conciencia, sin excluir la objeción, frente a esta materia. "No hay pulsos posibles", enfatizó ayer la vicepresidenta en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros. Dijo que la Iglesia católica le merece "todo el respeto" al Gobierno porque hay millones de fieles de esa religión en España y que la asignatura de Ciudadanía no se ha concebido para enfrentarla a las clases de religión. Por tanto, no hay caso para la objeción de conciencia ni hay "motivo ni temor", añadió la portavoz del Ejecutivo.

Fernández de la Vega explicó, además, que este asunto lo ha hablado el Gobierno con la Conferencia Episcopal, que ha conocido las propuestas de texto de la asignatura e hizo observaciones, de las que algunas se han atendido y otras no. "No tiene mucho sentido oponerse cuando todos, Parlamento, Gobierno, padres, profesores, Federación de Religiosos y alumnos se han puesto de acuerdo en los contenidos obligatorios y han decidido entre todos que hablar de valores constitucionales es algo bueno".

Advirtió más tarde la vicepresidenta: "Creo que está muy claro: no puede haber un título sin Educación para la Ciudadanía, como no lo puede haber sin Matemáticas ni Física, eso tiene que quedar muy claro para todo el mundo". También reiteró que el programa de la asignatura de Educación para la Ciudadanía "es impecable, como el que tienen la mayoría de los países de Europa", destinado a que, "en el futuro, haya una convivencia social pacífica. Eso lo hacen todos los países democráticos", concluyó.

Los obispos insisten en que con la nueva asignatura el Estado pretende formar a su modo la conciencia moral del alumnado. Las autoridades educativas lo rechazan de plano. Volvió a hacerlo ayer la consejera de Educación de la Junta de Andalucía, Cándida Martínez, que retó a la jerarquía católica a que explique "por qué se opone a que los alumnos conozcan las virtudes públicas que sustentan la democracia, o a que se hable de la Constitución Española, el Estatuto andaluz, la Carta Universal de los Derechos Humanos o la igualdad entre hombres y mujeres en su condición única de seres humanos".

"Por imperativo legal"

El secretario general de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE-CECA), Manuel de Castro, confirmó que en los centros de esa patronal se impartirá la asignatura de Ciudadanía. "Nadie nos puede pedir que no la demos. Sería rebelión cívica", dijo a Servimedia.

La posición de la FERE está en "plena sintonía" con la Conferencia Episcopal, que no insta a que no se imparta la asignatura, sino a "recurrir a todos los medios legítimos para defender la libertad de conciencia", dijo.

"Vamos a dar esta asignatura, por imperativo legal. Lo que se hará es adaptarla, por coherencia con el carácter propio de los centros de iniciativa católica". El Ministerio de Educación "nos ha garantizado que ello es perfectamente posible".

La idea de FERE-es "quitarle fuerza a las cuestiones que crean problemas", como "algunos libros que hablan del matrimonio homosexual". "Es ahí donde tendremos que intervenir", dijo Manuel de Castro.

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