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El futuro de Europa

Alemania ignora en su propuesta para la cumbre las demandas de Polonia

Barroso rechaza, en vísperas del Consejo de la UE, "una Europa a la carta"

Andreu Missé

A un día de que empiece la cumbre que debe aprobar el tratado de reforma de la UE que sustituya a la Constitución europea, los pronósticos son inquietantemente pesimistas. Alemania presentó ayer su propuesta de tratado a los técnicos de los Veintisiete, que ignora la petición polaca de debatir el sistema de votos para tomar acuerdos en la UE. El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, abundó en la posición alemana al manifestar que ahora no se podía volver a abrir el debate en temas como "el método de toma de decisiones y la primacía del derecho comunitario".

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El documento de Berlín, de 11 folios, da por sentado que el sistema de toma de decisiones es el previsto en la Constitución, es decir, que para tomar acuerdos hace falta el apoyo del 55% de Estados, que incluya a 15 de ellos, que reúnan el 65% de la población. Aunque es uno de los asuntos más polémicos, Berlín considera que se trata de un asunto cerrado, mientras que deja abierta la discusión para su negociación de las demandas del Reino Unido y Holanda.

Polonia y República Checa tan sólo consiguieron que se incluyera, como un pie de página en la propuesta, una referencia a la pretensión de ambos países de discutir el sistema de voto, algo que los polacos calificaron de "avance". El rechazo de los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, presidente y primer ministro de Polonia, a la propuesta de Berlín deriva del poder hegemónico que mantiene Alemania para bloquear acuerdos.

En muchos aspectos, la capacidad de bloquear acuerdos resulta de suma importancia para neutralizar políticas contrarias a los intereses nacionales. Según un trabajo de la delegación polaca, la propuesta de Merkel confiere a Alemania una alta capacidad de bloqueo, del 78%, prácticamente igual a la situación actual establecida en Niza. Mientras, la capacidad de bloqueo de Polonia se reduce a la mitad, desde el 76% a menos del 40%.

La propuesta alemana no aclaraba en su versión inicial la fuerza jurídica que tendrá la Carta de Derechos Fundamentales, que quedará vinculada por una "cláusula cruzada". No queda claro si será obligatoria para los Estados o afectará a las instituciones comunitarias.

Otra cuestión que permanece abierta es la de las competencias del ministro de Exteriores. El Reino Unido ha manifestado su radical oposición a que presida el Consejo de Ministros de Exteriores, y a que cuente con los servicios de la diplomacia europea. La Comisión Europea presentó sus reticencias sobre el control del servicio exterior de la UE. Barroso, en su comparecencia en Estrasburgo, apeló a la necesidad "de equilibrio" entre las funciones y competencias del presidente estable del Consejo y las del ministro de Exteriores.

El presidente de la Comisión Europea quiso desvanecer temores al afirmar que el objetivo "no era crear un súper-Estado europeo por encima de los Estados o que ocupara su lugar". Admitió que habría "duras negociaciones", pero descartó que la solución fuera "una Europa a la carta con multitud de exenciones y excepciones". En su opinión, los option-out (la posibilidad de excluirse voluntariamente de un acuerdo, como en el caso del euro), en clara referencia al Reino Unido, "sólo pueden ser la última ratio" para un limitado número de Estados y por razones históricas, "pero no pueden ser la regla". Barroso advirtió de que si no hay un acuerdo, "todos seríamos perdedores". Para la Comisión, la reforma del tratado debe "simplificar" las cosas y no hacerlas más complicadas.

El temor a un fracaso flotaba ayer en el ambiente en muchas capitales de los países europeos. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, considera que el Consejo Europeo "se anuncia particularmente difícil", según comentó su portavoz, David Martinon. Sarkozy estima que aunque es muy difícil, "es imperativo alcanzar un acuerdo".

Por su parte el primer ministro de Finlandia, Matti Vanhanen, reconoció ayer que "no hay todavía ninguna propuesta encima de la mesa que se pueda aprobar, pero todavía quedan un par de días".

Durão Barroso, en una conferencia de prensa ayer en Estrasburgo.
Durão Barroso, en una conferencia de prensa ayer en Estrasburgo.EFE

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