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Reportaje:

Una brecha en un muro de silencio

Escrita hacia 1835, en pleno régimen esclavista, la Autobiografía del esclavo cubano Juan Francisco Manzano (1797-1853) es, en más de un sentido, un texto único. No se conoce ningún otro relato autobiográfico que haya sido escrito por un esclavo o ex esclavo hispanoamericano. En el mundo anglosajón, a esa altura, un esclavo podía ingeniárselas, refugiándose en uno de los territorios donde ya se había abolido la esclavitud (Costa Este de Estados Unidos) o donde existía un fuerte movimiento antiesclavista (Londres), para escribir -y hasta publicar- sus memorias: basta recordar a Olaudah Equino (1789), Frederick Douglass (1845) o Harriett Ann Jacobs (1861). El mundo hispánico no ofrecía tales oportunidades. La aparición de la singular autobiografía de Manzano fue, pues, producto de circunstancias muy especiales. A raíz de la publicación de algunos de sus poemas en la prensa cubana, Manzano -un esclavo doméstico que gozaba, a todas luces, de privilegios nada despreciables- había llamado la atención de Domingo del Monte, personaje central de una tertulia literaria a la cual acudía un grupo de intelectuales "abolicionistas". Sin renunciar a las comodidades que les ofrecía el régimen esclavista, los miembros de este cenáculo eran conscientes de que la esclavitud, en tanto sistema económico, tenía los días contados. Vislumbrando la posibilidad de completar su portafolio de textos antiesclavistas con un testimonio escrito por un esclavo, Del Monte le solicitó a Manzano, en una carta, la "historia de su vida". El esclavo poeta no se hizo de rogar y le entregó un relato sin duda trunco, pero de enorme interés literario. Con su testimonio autobiográfico, Manzano abrió una brecha en el muro de silencio que ocultaba la realidad de la vida de los esclavos en Cuba.

AUTOBIOGRAFÍA DEL ESCLAVO POETA Y OTROS ESCRITOS

Juan Francisco Manzano

Edición, introducción y notas de William Luis

Iberoamericana, Madrid Vervuert, Francfort, 2007

351 páginas. 28 euros

En su adolescencia, Juan

Francisco, si damos crédito a sus palabras, era un esclavo conocido por su talento histriónico y su desbordante locuacidad: "Decían que era tal el flujo de hablar que tenía que para hablar hablaba con las mesas, con el cuadro, con la pared". El mismo flujo de palabras anima la prosa de su autobiografía. El ritmo torrencial de su narración, la sintaxis desordenada de sus frases y la improvisación ortográfica (por ejemplo, "Rusó y Vortel" por "Rousseau y Voltaire") hacen de su relato un equivalente escrito de una performance oral. A lo largo de su texto desgarrador, Manzano, ya adulto, rememora -y teatraliza- los sucesos cruciales de su niñez y su adolescencia. Su testimonio abunda en observaciones precisas de la realidad social y cultural cubana de su época. Mayor impacto alcanza, sin embargo, la evocación muy patética del calvario -castigos, humillaciones, amenazas, pesadillas- que sufrió como esclavo adolescente al servicio de la marquesa de Prado Ameno. Con esta señora lo unía, si nos acogemos a las sugerencias del propio texto, una compleja relación de amor y de odio. En su relato, los constantes y abruptos cambios de humor de la marquesa provocan la alternancia -típicamente romántica- de momentos pasajeros de exaltación y de otros, más duraderos, de "melancolía". Sin duda, las "desventuras del joven Juan Francisco" que Manzano evoca en su Autobiografía no son del mismo orden que las que sufría la masa de los esclavos rurales. En rigor, lo que insinúa este texto es que aun para un esclavo privilegiado, el régimen esclavista era una tortura -moral y física- casi constante.

En el contexto político cubano de aquel entonces, la publicación de un relato de esta índole era radicalmente imposible. El primero en lamentarlo fue Anselmo Suárez y Romero, corrector del manuscrito de Manzano. Él mismo, miembro conspicuo de la intelectualidad criolla y dueño de cien esclavos, tendría que esperar varias décadas para publicar -en Nueva York, donde se hallaba exiliado- su novela antiesclavista Francisco. A la Autobiografía de Manzano le tocó, en cierto sentido, mejor suerte. En 1840 salió, traducida al inglés, en Londres. La editó Richard R. Madden, militante de la causa abolicionista y ex comisionado del tribunal mixto de arbitraje que vigilaba, en La Habana, el cumplimiento de los acuerdos hispano-británicos sobre la supresión de la trata de esclavos. En 1937, casi un siglo después, José Luciano Franco sacó la primera edición cubana de la Autobiografía, agregándole algunas cartas, una serie de poemas y el drama Zafira del mismo autor.

El libro que motiva esta nota

es la nueva edición de la Autobiografía del esclavo poeta y otros escritos que preparó, con sumo cuidado, el estudioso norteamericano de origen chino-cubano William Luis. En su acuciosa introducción, Luis nos descubre la amplitud de las transformaciones y las manipulaciones que la historia de vida de Manzano ha venido experimentando, sucesivamente, en manos de sus sucesivos transcriptores, editores y traductores. En su opinión, "la persona que fue Manzano ha desaparecido para convertirse en un personaje en los variados escritos de su autobiografía". Los platos fuertes del libro que comentamos son, sin duda, la reconstrucción filológica del manuscrito autógrafo y la edición de un manuscrito todavía inédito de la Autobiografía de Manzano: la copia -hecha por Nicolás Azcárate en 1852- de la versión corregida que realizó, en su tiempo, Anselmo Suárez y Romero. Los acompañan nuevas y cuidadosas ediciones de los poemas y el drama -Zafira- del esclavo poeta. Gracias a la abundancia de materiales, de datos y de observaciones basadas en una larga investigación, los lectores de este libro podrán ir construyendo su propia versión de la aventura en que Manzano se vio involucrado en tanto esclavo y autor marginal. A quienes todavía no conocen la obra del esclavo poeta les espera el descubrimiento de una obra hispanoamericana única e impactante. Para los aficionados del caso Manzano, el volumen editado por Luis representa algo que se esperaba desde hace tiempo: una base sólida y amplia para futuras indagaciones.

Celebración en una calle de La Habana en recuerdo del pasado colonial.
Celebración en una calle de La Habana en recuerdo del pasado colonial.AP

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