Los 12 discos de pop y rock que hay que escuchar hoy (enero 2025)

- The Heats, ‘The Heats’

¿Quiénes son? Uno de los grandes misterios de pop de guitarras. The Heats estuvieron en Seattle mucho antes que el grunge. En 1980 editaron un álbum que se incluye en muchas listas de los mejores de la historia del power-pop. Se llamó Have An Idea. Luego, se esfumaron.

¿Es tan bueno The Heats? Cuarenta y cinco años después regresan solo con un cambio en el cuarteto original y con la misma energía que entonces. Para orientar podemos decir que en estos impetuosos 33 minutos (diez canciones) se escuchan inspiraciones de Chuck Berry, The Beatles, el primer Elvis Costello, Young Fresh Fellows o The Model Rockets (estos dos últimos seguro que se escucharon sin parar Have An Idea). El resultado lo podemos considerar como un buen disco de rock and roll.

- Ringo Starr, ‘Look Up’

¿Quién es? Un hombre permanentemente sonriendo y haciendo con los dedos el signo de la victoria. Eso hoy. Hace seis décadas se encargó de las baquetas en la banda más grande de la historia del pop. Tiene 84 años.

¿Es tan bueno Look Up? Si Ringo Starr dice que Look Up es un disco de country no le vamos a llevar demasiado la contraria a alguien que tocó la batería en Penny Lane o A Day in the Life. Efectivamente existe un aroma a aquello que popularizaron Hank Williams y George Jones (y el sombrero de vaquero en la portada), pero poco más relacionado con el country. Se trata de música relajada, con un poquito de muchas cosas (blues, rhythm & blues, country & wéstern, pop) interpretado con esa voz de Ringo que parece cantar siempre con resaca y producido maravillosamente por T Bone Burnett. Un álbum agradable que si no lo llega a firmar una leyenda como Ringo no le haríamos mucho caso.

- Lambrini Girls, ‘Who Let the Dogs Out’

¿Quiénes son? Un dúo de chicas de Brighton (Inglaterra) que después de unos sencillos debutan en el disco largo con este furibundo latigazo de punk.

¿Es tan bueno Who Let the Dogs Out? En 29 minutos, Lambrini Girls despachan once airadas canciones que hablan de los males de la gentrificación, de toxicidades masculinas, de trastornos alimenticios y de tener sexo después de una noche agitada entre la basura de unos contenedores. Guitarras retorcidas, bajos saturados y una voz que no puede sonar más cabreada. La versión femenina de los primeros Idles. Lambrini Girls, una banda que queremos ver en concierto ya.

- Delaporte, ‘Déjate caer’

¿Quiénes son? La madrileña Sandra Delaporte y el italiano Sergio Salvi. Desde 2017 componiendo pop electrónico, pero últimamente virando al tecno. Este es su segundo disco en un año tras el excelente Aquí y ahora (2024).

¿Es tan bueno Déjate caer? Delaporte ha logrado convertir sus discos, y sobre todo sus conciertos, en sesiones terapéuticas donde se asume fracasar miserablemente (“sé que yo he venido al mundo a cagarla, a liarla parda”, canta Sandra en la pieza que abre el álbum), se pone el foco en los autocuidados y se apuesta por la ternura en el contexto hostil que nos ha tocado vivir. Mensajes que se expanden con bases tecno y mucha caña. Te quedas como nuevo cuando acaba el disco.

- Los Hermanos Cubero, ‘Cubero bueno, Cubero malo’

¿Quiénes son? Enrique y Roberto, que suelen vestir como si tributasen en Austin, Estados Unidos, pero son de Guadalajara (Castilla-La Mancha). Con su folclore castellano han robado el corazón de la modernidad. No me digan que no es una historia sorprendente.

¿Es tan bueno Cubero bueno, Cubero malo? Ya llevan media docena de álbumes, algunos con abundancia de colaboradores, pero en este han querido estar ellos dos casi a solas. Un asunto familiar para reivindicar su esencia, la guitarra, la mandolina y una paleta de ritmos que acogen corridos, valses, jotas o bluegrass. Como dicen en uno de los textos, sus gustos van desde La Musgaña a Tote King. Las letras son especialmente reseñables en este trabajo, algunas llenas de humor, como cuando desprecian el postureo con eso de “muy tonto para Madrid, muy feo para Barcelona”, otras tamizadas de tristeza, y también están las que cuentan historias de proscritos o aportan mensajes de autoafirmación: solo siendo honesto se acerca uno a la pureza artística.

- Bad Bunny, ‘Debí tirar más fotos’

¿Quién es? El hombre que ha conseguido desplazar al inglés como idioma de la música pop. Benito Martínez Ocasio, 30 años, de Puerto Rico, y entregando su sexto disco.

¿Es tan bueno Debí tirar más fotos? Bad Bunny es un músico en perpetuo movimiento. En este disco retorna desde Los Ángeles a su tierra, Puerto Rico, para ofrecer un homenaje a los ritmos de allí, y para alertar de que su isla está siendo despojada de identidad, comprada por los dólares de Estados Unidos. Lo que le pasó a Hawái, la canción más política de un disco que no es solo social, se posiciona como una de las mejores de 2025, aunque el año acabe de empezar. Un álbum donde suena salsa, boleros, ritmos de los campesinos puertorriqueños… Y también hip hop, trap o reguetón. Una confluencia perfectamente hilada de música tradicional con el género urbano. Solo una pega: es un disco de 17 temas que hubiese quedado mejor con cuatro menos.

- Phil Thornalley, ‘Holly Would’

¿Quién es? Un inglés con una amplia trayectoria en la industria musical, en labores técnicas (productor, ingeniero de sonido) y en las creativas, como compositor para otros artistas o músico de acompañamiento. Su gran hazaña fue producir el disco de The Cure Pornography (1982), y sustituir durante dos años (1982-84) a Simon Gallup al bajo en la banda de Robert Smith.

¿Es tan bueno Holly Would? Thornalley ha editado pocos discos como líder, y esta faceta en primera línea no es la que le da un sueldo. Por eso cuando se anima graba lo que le da la real gana, a pesar de que no vaya con los tiempos. Este delicioso disco suena a Jeff Lynne, Roy Orbison o Tom Petty. O lo que es lo mismo, a Traveling Wilburys, la banda que formaron estos tres con Bob Dylan y George Harrison. Cuidadas armonías vocales, búsqueda de la excelsa melodía pop, meticulosos arreglos… Todo eso contiene este buen elepé.

- Flora Hibberd, ‘Swirl’

¿Quién es? Una cantante británica que reside en París. Este es su primer larga duración.

¿Es tan bueno Swirl? De su estancia francesa, Hibberd imprime a su música un aire entre decadente y elegante; y del lugar donde se ha grabado el disco, Wisconsin (Estados Unidos), una pedal steel que permea de country algunas canciones. Es un trabajo variado que puede inclinarse al folk, al pop-rock trotón o al country intimista. Y por encima de todo destaca la voz de Hibberd, que puede ser temblorosa en los momentos más apasionados, o luminosa cuando se precisa diversión. Y siempre refinada y personal. Un descubrimiento.

- Cala Vento, ‘Brindis’

¿Quiénes son? Joan Delgado y Aleix Turon, dos músicos catalanes, y mucho más: propietarios de un estudio de grabación y de un sello, Montgrí, que edita, entre otros, a los apreciados Biznaga. Lo que se llama autogestión.

¿Es tan bueno Brindis? Para celebrar sus diez años de trayectoria el dúo se ha dado el capricho de publicar un disco de versiones. En lugar de adaptarse a la original ofrecen una revisión bajo el paraguas de su personal forma de entender el rock. Se agradece la variedad: unas versiones power-pop de Insurrección, de El Último de la Fila, o Lento, de Julieta Venegas; una broma que empezó en el local de ensayo y se ha convertido en un temón, Sono innamoratio di te; una relectura en español de Blueprint, de Fugazi; la bella Pau, de Els Pets… Son nueve canciones, 27 minutos, ni uno sobra.

- Joe Crepúsculo, ‘Museo de las desilusiones’

¿Quién es? Casi una docena de discos suma ya este catalán desde que inició este proyecto, en la primera década de los 2000. Siempre a lo suyo y cada vez más reflexivo sobre las circunstancias que le toca vivir a un tipo de mediana edad.

¿Es tan bueno Museo de las desilusiones? Se siente cómodo Crepúsculo en el radar de la música para bailar, unas veces trallera y otras virando a lo sutil, incluso al funk. Respira cierta aflicción en algunas letras del álbum, como en Hey, donde canta “todo es una mierda desde que tú no estás”, pero con unos coros chuchugua que le quitan trascendencia a los quebrantos del corazón. Siempre con sentido del humor y consciente de sus limitaciones (ojalá la tuvieran otros), Crepúsculo construye un disco que aguanta muchas escuchas. Atención programadores de festivales, si quieren levantar al público a las 4 de la madrugada contraten a Joe Crepúsculo y que interprete el tema que cierre el disco, la frenético Fiesta de los disfraces. Como dice la letra: “Hijo puta el que no baile”.

- FKA Twigs, ‘Eusexua’

¿Quién es? Cantante inglesa, 37 años, y con una carrera pausada (tres discos en diez años), pero cada álbum es un mundo.

¿Es tan bueno Eusexua? Así define FKA Twigs la palabra que se ha inventado: “Eusexua es para las chicas que encuentran su verdadero yo bajo un duro tacón de aguja plateado de metal en la húmeda pista de una rave”. También ha dicho que la palabra define lo que se siente justo un segundo antes de llegar al orgasmo. Bien, teorías más o menos sugerentes para construir el relato de un disco que musicalmente conduce por los múltiples caminos de la música de baile. En ocasiones puede recordar a Björk, etapa noventera, sobre todo por lo incisivo de las voces y por un afán por experimentar con los ruidos y los instrumentos que avivan la pista de baile. Hay mil vericuetos instrumentales en un disco que seguramente va a ganar con el paso del tiempo.

JOYA RESCATADA DEL MES...

Todos los meses recomendamos un disco que quizá quedó fuera del radar.

- Ramoncín, ‘¡Corta!’ (1982)

¿Quién es? Con 25 años este chico del barrio madrileño de Legazpi había editado tres discos: Ramoncín y W.C? (1978), una bomba de provocación y chulería en una España todavía entumecida; Barriobajero (1979), una descripción certera de los héroes de barrio de los primeros ochenta; y Arañando la ciudad (1981), probablemente el mejor disco de su carrera. Pero quería más, y llegó ¡Corta!

¿Es tan bueno ¡Corta!? Ramoncín supo transmitir como nadie lo que sentían y sufrían los muchachos y muchachas de los barrios periféricos de las grandes ciudades, en este caso de la suya, Madrid. Valle del Cas es un claro ejemplo. En El circo del rock apela al sentido de pertenencia que ofrecían las tribus. En Sal de Naja incita a dejar de ser “un número más”. “No les dejes que te atrapen, que te digan lo que tienes que hacer, no permitas que manden más”. Mensajes inconformistas que no caducan. Un disco rockero, donde aportan su destreza guitarrera Salvador Domínguez o Rosendo Mercado, y con riffs que todavía hoy suenan frescos: escucha el arranque de Hombres sin alma o Sal de naja. A pesar de su filiación rockista, el madrileño demuestra que puede grabar buena nueva ola, imperante en la época, como en Atrapado en un semáforo, y aunque todavía faltaba algún tiempo para desarrollar plenamente su obsesión sprigsteeniana, Calles oscuras propone un desarrollo musical muy del autor de The River. ¡Corta!, un disco fantástico.