Un futuro como centros de recursos
Las bibliotecas universitarias se adaptan al proceso de Bolonia con nuevas instalaciones
Pasar de bibliotecas clásicas a centros globales de recursos para el aprendizaje y la investigación es el principal reto que afrontan las bibliotecas de las tres universidades vascas (UPV, Deusto y Mondragon Unibertsitatea) para responder a una nueva metodología docente, la del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que exige al alumnado un trabajo más autónomo. Las tres trabajan para ello en la implantación de nuevas tecnologías y la habilitación de instalaciones idóneas.
Ofrecen préstamos interbibliotecarios, adquieren nuevos fondos a propuesta de los usuarios, brindan apoyo a eventos culturales y participan en proyectos cooperativos, como el de digitalizar la prensa en que está trabajando la UPV. A esa base común, cada biblioteca le suma el valor añadido que la diferencia del resto: el carácter generalista de la universidad pública, la tradición y antigüedad de Deusto y el apego a la tecnología de Mondragon.
La de la UPV es con diferencia la biblioteca más grande y compleja. Tal vez por ello, apuntan varias fuentes, el Atlas de la España Universitaria la ha colocado a la cola -en el puesto 58 de 63- en la clasificación de la calidad de las bibliotecas españolas de centros de estudios superiores, muy por detrás de las de Deusto (12) y Mondragon (38).
Las 25 bibliotecas de las facultades que componen el servicio de la UPV contienen colecciones de todas las áreas del saber que incluye su oferta académica generalista. Tras años con el presupuesto congelado, disfruta de una inversión mayor que le ha permitido pasar en una déacada de 682.703 ejemplares a 1.044.795, precisa su directora, Carmen Guerra. La reforma de las infraestructuras es uno de los grandes retos que afronta, mediante la construcción de una biblioteca central del campus de Guipúzcoa para 2010 y otra en San Mamés especializada en estudios técnicos.
La de Deusto va a sufrir una mayor transformación con el traslado a un nuevo edificio en Abandoibarra, frente al Guggenheim. "No es sólo un edificio contenedor, sino que responde al nuevo concepto de centro de recursos de aprendizaje e investigación", explica su responsable, Nieves Taranco.
Deusto ha recibido reconocimientos a la calidad de su instalación que le ha empujado a "implantar un sistema de calidad en la forma de trabajar, con procesos más metódicos y controlados", subraya la directora. La universidad de los jesuitas sobresale por una colección de más de 50.000 volúmenes de los siglos XVI al XIX, además de una pequeña colección de ejemplares del siglo XV. Aunque le fascinan estos valiosos fondos, Taranco recuerda que "la colección viva, atender a las necesidades actuales, es el objetivo fundamental".
Mondragon Unibertsitatea, mucho más pequeña, destaca por "ofrecer todos los recursos tecnológicos", explica la directora de su centro, Duli Vélez. Todos sus volúmenes se encuentran informatizados. A los estudiantes se les proporcionan cámaras digitales, equipos de conversión de formatos, impresoras y ordenadores portátiles, con apoyo de técnicos para manejarlos.
Las tres directoras señalan como una prioridad la adaptación de sus instalaciones a Bolonia. La nueva biblioteca de Deusto contará con salas multifuncionales en las que desarrollar las distintas modalidades pedagógicas futuras, y facilitará la implantación de nuevas tecnologías, recalca Taranco. Las modernas instalaciones de Mondragon se crearon enfocadas al EEES, por lo que, además de los recursos multimedia que ofrecen, sus salas tienen mobiliario flexible, y desde la web de la biblioteca se accede a todos los recursos de la misma.
La UPV está creando 10 salas de trabajo en grupo, y una videoteca o mediateca. Ahora que los soportes electrónicos van ganando peso frente al papel, mejorar la implantación de nuevas tecnologías se presenta como la gran asignatura pendiente. "No se puede dar un buen servicio si no tienen suficientes ordenadores para consulta o limitados", reconoce Guerra.
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