Martínez Mediero recurre al humor ácido en su visión teatral sobre el dictador
La comedia arranca en los últimos días de Salazar. Una joven, hija de un cuidador del zoo de Lisboa al que un león angoleño acaba de arrancar un brazo, llega a la residencia del dictador santo. Cuando sale María, la estricta gobernanta que acompañó siempre a Salazar, la niña le pide una docena de huevos para su padre. "¡Salazar tenía un gallinero en São Bento!", dice riéndose Martínez Mediero.
El teatro Nacional Doña María estrenó ayer en la sala Politécnica Férias grandes con Salazar, una comedia ácida del autor extremeño Martínez Mediero. La obra se representó por primera vez en Idanha-a-Nova en 1997, y tras caerse del cartel de la Expo de Lisboa en 1998 por razones políticas, regresa ahora para alimentar desde el humor y la parodia el debate sobre el salazarismo.
Martínez Mediero (Badajoz, 1937) se sintió fascinado por Portugal la primera vez que visitó el país: "Vine en 1949 para que Fátima le pusiera bien a mi amigo Herrera y me quedé loco. En España olía a meado y aquí olía a flores silvestres, fumaban un tabaco que tenía griffa, no había pena de muerte, las iglesias estaban vacías y tenían cementerios de perros. Parecía una dictadura de terciopelo, pero debajo había una tensión enorme sobre el pueblo. Tan grande que todavía dura".
La dirección de José Carretas incide en las paradojas de aquel régimen "siniestro pero de apariencia suave". "El texto es de una extrema libertad; no tiene ningún respeto por nadie, y nos divertimos mucho haciéndolo, pero son carcajadas amargas: reímos de nuestras miserias".
Mediero y Carretas presentan a un Salazar (el fantástico y enjuto Francisco Brás) gagá y alucinado, en los meses en que le hacían creer que seguía gobernando y ya había sido sustituido por Marcelo Caetano. Salazar vive entre fantasmas del pasado. Imagina que Franco le visita, y ambos cantan y bailan, juntos de la mano, un disparatado popurrí que mezcla el Cara al sol, el himno de las Mocedades Portuguesas y la Canción del Cola Cao.
La generación que nació tras la revolución de los claveles está representada por las tres actrices que interpretan a las hermanas de Salazar. Ana Margarida Carvalho (Marta), Elisa Neves Ferreira (Laura) y Eva Fernandes (María Leopoldina).
Francisco Franco es Cándido Gómez, cómico y cabaretero extremeño (La Candi), que ya hizo el papel en 1997. "Es un placer muy grande representar a Paquito. Entonces no se atrevieron a traerla a Lisboa, ahora ya estamos aquí y Carretas ha embellecido la obra con la escenografía y las canciones. A ver si hay suerte y lo llevamos a España. Nosotros también debemos saber".
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