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Los inspectores de Hacienda cuestionan la eficacia de la Agencia Tributaria y proponen que sea más independiente

Los expertos en administraciones tributarias y los inspectores fiscales que ayer comparecieron en el Parlamento catalán para expresar su parecer acerca del proyecto de la creación de la Agencia Tributaria de Cataluña echaron un jarro de agua fría sobre los principales grupos parlamentarios que impulsan este organismo (las tres formaciones que apoyan al Gobierno y CiU). Especialmente sobre la eficacia y la eficiencia del futuro consorcio tributario con el Estado. Dudan de que la coordinación con la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) vaya a ser buena, de que facilite los trámites al contribuyente y de que consiga un mayor control sobre el fraude. Asimismo, los expertos proponen mecanismos para que la futura agencia sea más independiente del poder político.

Salvo alguna excepción, los cinco comparecientes aplaudieron, sin embargo, la iniciativa y destacaron varios puntos del proyecto de ley. Entre éstos, la creación de un cuerpo de trabajadores independiente del resto de empleados de la Generalitat, el hecho de que su presupuesto no dependa de lo que recaude y el objetivo de crear una ventanilla única, tal como señalaron Iu Pijoan, hasta febrero director general de Tributos de la Generalitat, y Àngel Blesa, ex inspector jefe de Hacienda en Barcelona.

Blesa, sin embargo, fue el primero en advertir de la "dificultad" de un consorcio en el que participen las dos administraciones, "porque requiere mucho esfuerzo de coordinación. La fragmentación de la inspección se hace inevitable y se pierde eficacia".

De acuerdo con el proyecto de ley y el Estatuto, la agencia gestionará los impuestos propios de Cataluña y los cedidos totalmente por la Administración central. Es decir, todos menos el IRPF, el IVA, los especiales y el de sociedades. Por ese motivo, Blesa pidió que se comparta información y se establezcan mecanismos de inspección conjunta para evitar "problemas y la creación de duplicidades en la acción inspectora".

Joan Carles Costas, ex director general de Tributos durante 11 años con tres consejeros de Economía de CiU -Ramon Trias Fargas, Josep Maria Cullell y Artur Mas-, fue uno de los más duros.

"No hacía falta"

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"No estoy seguro de que para gestionar los impuestos cedidos se precise una agencia. Tampoco creo que incida en mejorar los dos principales objetivos: la lucha contra el fraude y mejorar el servicio al contribuyente", dijo Costas.

Este militante de CiU -que considera que "tal como está redactado el Estatuto, un mero cambio de nombre de la Dirección General de Tributos ya sería suficiente

[para alumbrar la Agencia Tributaria]"- advirtió de que "el segundo nivel jerárquico

no se muestra favorable al consorcio".

El presidente de la Asociación Profesional de Inspectores de Finanzas del Estado (APIFE), José María Peláez, alertó sobre los "graves perjuicios contra el fraude fiscal" que plantea la propuesta, en la misma línea que Blesa. Peláez detalló, a juicio de los inspectores, las "cuatro líneas rojas no traspasables en la cesión de competencias: sistema de información único, caja única, gestión de retenciones integrada y sistema de control integrado".

En cuanto a los mecanismos de control e independencia de la agencia, Peláez pidió que el presidente sea nombrado por el Parlament y por un mandato de cinco años para evitar interferencias políticas. Por su parte, Costas señaló la falta de mecanismos de control "externos".

El decano del Colegio de Titulados Mercantiles y Empresariales de Barcelona, Josep Lluís Sánchez, se limitó a criticar la AEAT y vaticinó que va a producirse un conflicto de competencias entre ambos organismos.

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