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El futuro de Euskadi

El Gobierno responde a las amenazas de ETA con la Ley de Partidos

El Ejecutivo exige a la banda terrorista el abandono definitivo de las armas para reabrir el proceso

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno hizo ayer caso omiso a la amenaza de ETA de "tomar muy en cuenta" la ilegalización de Batasuna y reiteró a esta formación la exigencia de que debe cumplir la Ley de Partidos para participar en las elecciones municipales y forales del 27 de mayo. Asimismo, extendió a ETA la advertencia de que debe abandonar definitivamente las armas si quiere reabrir el proceso de fin dialogado del terrorismo, roto tras el atentado del 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas, que costó la vida a dos trabajadores. Fue la respuesta a la dura entrevista de dos encapuchados de ETA en el diario Gara. El mensaje de La Moncloa se ajusta a los principios que formuló el presidente Zapatero el 18 de febrero, en un acto público en Vitoria, tras el atentado mortal.

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El pronunciamiento de ETA, que ayer publicó el diario Gara coincidiendo con el Aberri Eguna (Día de la Patria vasca), bajo el formato de entrevista, es el segundo, tras el atentado de Barajas del 30 de diciembre de 2006, que rompió el proceso de fin dialogado del terrorismo, iniciado el 22 de marzo de 2006, al asesinar a dos trabajadores ecuatorianos. Las declaraciones de los etarras reafirman la situación "tal y como estaba" sobre el futuro de la violencia, según fuentes gubernamentales.

El pronunciamiento anterior de ETA fue un comunicado, publicado el 9 de enero, 10 días después del atentado, en el que la banda confirmó la continuidad del alto el fuego pero se reservó la posibilidad de actuar frente a las "agresiones a Euskal Herria". El Gobierno contempla que la entrevista de ayer "no despeja la situación de incertidumbre sobre el futuro de la banda", abierta tras el atentado de Barajas, tampoco aclarada en el comunicado del 9 de enero.

La banda asegura que el alto el fuego sigue: "ETA confirma hoy todos los compromisos del 24 de marzo (de 2006, cuando se materializó el alto el fuego). Es más, si desaparecen los ataques contra Euskal Herria, en ese contexto tenemos la disposición absoluta de tomar compromisos firmes con un escenario de ausencia de violencia, desactivando incluso la opción de respuestas puntuales en una situación de alto el fuego". Pero al Ejecutivo no le han pasado desapercibidas determinadas referencias amenazantes.

Una de ellas, centrada en la ilegalización de Batasuna, cuando la banda afirma que tendría "muy en cuenta" que no se permitiera a la izquierda abertzale presentarse a las elecciones del 27 de mayo. "ETA no puede imaginarse unas elecciones sin la izquierda abertzale. Celebrar unas elecciones no democráticas supondría apostar por alargar el conflicto. Esperamos que no se dé ese escenario porque eso explicaría el fracaso del proceso. Sería una decisión del Gobierno español contra el proceso", añaden los entrevistados.

La entrevista muestra que ETA tiene difícil la marcha atrás, pero al tutelar el proceso y mantener una posición política inflexible abre un panorama pesimista, según valora el Gobierno. ETA no lanza un ultimátum, pero plantea el futuro del proceso en términos "inasumibles" para el Gobierno, como cuando dice que "el proceso consiste en construir un marco democrático para Euskal Herria y en dar la palabra y la decisión sobre su futuro a los ciudadanos vascos", que se traduce en que "las llaves para resolver el conflicto son la territorialidad y el derecho a decidir".

El Ejecutivo cree que esta posición de ETA es un "retroceso" respecto a las bases del alto el fuego permanente de hace un año. El proceso se basó en separar las conversaciones del Gobierno y ETA para resolver la cuestión de los presos de las cuestiones políticas, que correspondían a los partidos vascos, entre ellos a Batasuna, cumpliendo la Ley de Partidos. El Gobierno entendió que la "pata política" del proceso, que tendría su propia dinámica, no debía condicionar a sus conversaciones con ETA para poner fin a la violencia.

ETA condiciona ahora el futuro del proceso al logro de sus objetivos políticos, al atribuir su bloqueo a que "el PSOE y el PP mantienen una actitud de rechazo ante la posibilidad de lograr el acuerdo político". Y añade que "mantener una actitud de rechazo ante el acuerdo político, al final, es responder con la negación al cambio político que necesita Euskal Herria y a la necesidad de crear un marco democrático".

Asimismo, ETA confirma en la entrevista su nula voluntad de desaparecer, lo que contraviene otra de las claves del proceso, que consistía en que debía ser sustituida por Batasuna. "Vemos que tras la petición de que ETA desaparezca se esconde un gran sinsentido", señalan los representantes de la banda terrorista. Lejos de presentar una autocrítica por el doble asesinato de Barajas, ETA se reafirma en el uso de la violencia para lograr objetivos políticos: "Con esa acción ETA no ha roto nada. Nuestra intención ha sido la de influir para que el proceso avance con bases más sólidas".

Ante este panorama, el Gobierno respondió ayer a la banda con la exigencia del cese definitivo de las armas para reabrir el proceso de fin dialogado del terrorismo, y a Batasuna, que debe cumplir la Ley de Partidos si quiere participar en las elecciones. Con ello, reafirmó los principios que el presidente Zapatero expuso en un acto público en Vitoria, el 18 de febrero pasado.

El Gobierno hizo su pronunciamiento contra las exigencias de ETA a las 11 de la mañana. Al mediodía el PP atacó al Ejecutivo con el argumento de que "ha cedido al chantaje de ETA". La entrevista de ETA contradice al PP al acusar al PSOE y el PNV del bloqueo del proceso por "eludir el debate político" y "obstaculizar la negociación política".

Para Arnaldo Otegi, líder de Batasuna, la entrevista supone "una invitación al acuerdo y al proceso" de paz. A su juicio, la banda muestra un "compromiso evidente" con "un escenario de no violencia" y su "predisposición" a "renunciar" al uso de las armas "que se guardaba en su último comunicado". "Estamos ante una gran oportunidad", reiteró. Rafael Díez Usabiaga, líder de LAB, calificó de "positiva" la apuesta de la banda de "asumir nuevos compromisos para llegar a un escenario de no violencia".

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