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Miles de ciudadanos honran en Alicante a los muertos republicanos

Necesita la ayuda de un bastón y ha perdido oído, pero Ángeles Espí sigue recordando, a sus 87 años, los detalles más pequeños de unos años que marcaron el resto de su vida. De muchas vidas. Ayer, subió al escenario instalado en el descampado del denominado campo de los almendros del barrio de La Goteta -donde 35.000 republicanos que trataron de salir de España a través del puerto de Alicante fueron confinados al final de la Guerra Civil- para dar su testimonio de superviviente. Ángeles fue una de las cerca de 3.000 personas que zarparon de Alicante en el Stanbrook con destino a Orán en los últimos días de la contienda. El ejército republicano se batía en retirada y Alicante era el "último territorio libre" del Gobierno legítimo, el "último territorio leal", subrayaron ayer diversas voces en la marcha cívica en recuerdo de los republicanos que perdieron la vida y que fue secundada por miles de ciudadanos (3.000 según la Policía Local y 7.000 para la Comisión cívica para la recuperación de la memoria histórica, organizadora del acto). Ángeles recordó su temprana adhesión a la causa republicana o su militancia en las juventudes libertarias. También la necesidad de salir de su Alcoi natal a través del puerto de Alicante. "Había tanta gente". Citó la pasarela inestable del Stanbrook y la amabilidad del capitán - "rubio y gordito"- que daba la mano a cada refugiado.

La marcha insiste en la "deuda moral" con los que defendieron la legitimidad democrática

El Stanbrook se fletó gracias a la intervención de Rodolfo Llopis, director general de Enseñanza entre 1931 y 1933 y presidente de la República en un exilio que para él duró 36 años. Lo recordaba su hijo, Rodolfo Llopis, que se desplazó desde Francia para participar en la marcha cívica. Llopis defendió la ubicación de los monumentos reclamados por la comisión cívica -uno en el puerto y un Memorial en el campo de los almendros-. Una decisión "que no es un deber de memoria, sino de conocimiento para las generaciones futuras".

El buen tiempo se alió con una marcha que contó con más de 100 adhesiones en España -entre ellas unas "emotivas palabras" de la Síndic de Greuges, Emilia Caballero- pero también de Francia, Irlanda, Venezuela y México. La marcha discurrió salpicada de banderas republicanas, de folios reclamando un monumento en recuerdo de las víctimas, de "vivas" a la República. "España, mañana, será republicana", "No hay futuro sin memoria" o "No hay dos sin tres, República otra vez" fueron lemas coreados o escritos. Muchos de los asistentes son hijos de republicanos represaliados, aunque se dejó notar la presencia de jóvenes. Y entre los asistentes también estaban los candidatos a la alcaldía de Alicante de EU y El Bloc, José Antonio Fernández Cabello y Antoni Arques, la coordinadora de EUPV, Glòria Marcos o el secretario general del PSPV-PSOE en Alicante, Roque Moreno.

La comisión cívica insistió en la deuda moral que tiene España con los hombres y mujeres que "defendieron la legitimidad democrática" y en muchos casos "pagaron con su vida". "Queremos el homenaje a nuestros muertos, a quienes nos marcaron la senda de la democracia y de la libertad", resumió el cronista Enrique Cerdán Tato.

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