Pandillero habitual
EL PAÍS presenta mañana la adaptación para niños del clásico 'Oliver Twist', de Charles Dickens, por 2,95 euros
Entre chimeneas, tejados y callejuelas londinenses transcurren los días de Oliver Twist y del resto de los chicos que viven con el señor Fagin. Una temida pandilla, los más astutos y hábiles ladrones de toda la ciudad. Pero la historia que llevó al pequeño Oliver hasta este callejón, no sólo cuenta las tretas de los pequeños rateros sino que habla de hambre, de frío y de explotación infantil. Oliver Twist es el primer niño protagonista de una novela inglesa, un héroe desprotegido que encuentra entre los ladrones una familia y que permitió a su creador, Charles Dickens, poner en tela de juicio a la sociedad victoriana del siglo XIX.
Oliver no nació siendo ladronzuelo. Su madre murió al poco de nacer él, así que Twist se crió gracias a la ayuda de la parroquia y a los nueve años ingresó en un lúgubre orfelinato. Padeció hambre y frío como el resto de los niños allí hospedados, pero sólo él se atrevió a cometer un imperdonable acto de rebeldía: pidió más comida. ¿Quién demonios se creía que era? El mocoso fue castigado y puesto a trabajar a las órdenes de un sepulturero. La vida laboral para el niño tampoco resultó fácil y tras una pelea con uno de sus compañeros decidió marchar a Londres. El propio Charles Dickens (1812-1870) también se vio obligado a trabajar desde los 12 años en una fábrica de betún, al quedar apresado su padre por demorarse en el pago de unas deudas. Aquel episodio marcó al novelista, que dedicó gran parte de su obra a denunciar la pobreza y la explotación.
El temido Fagin, que cuida y entrena a los rateros, aceptó a Twist entre los suyos. Oliver come y duerme a cubierto gracias a él pero a cambio debe robar por las calles. Y es en uno de sus asaltos cuando el pequeño se encuentra con su salvador, el rico señor Bronlow, que se apiada de él. Pero el camino a la salvación nunca es derecho, así que Twist deberá pasar por más de un aprieto y ajustar cuentas con su pasado junto a Fagin, antes de emprender una nueva vida. Semana a semana desde febrero de 1837 hasta abril de 1839, los lectores de Bentley's Miscellany siguieron con devoción, a razón de un chelín por entrega, esta historia con ilustraciones de George Cruikshank. Más sucinta resulta la nueva adaptación de Nuria Ochoa, a la que añaden color los dibujos de Alicia Ginebreda. Las versiones teatrales, musicales y cinematográficas de esta novela no se hicieron esperar. El último en llevar esta cruda aventura a la pantalla ha sido Roman Polanski en 2005. Quizá porque la historia de Twist es una ficción que cuenta verdades.
Babelia
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