Goya recuperado
El Pilar de Zaragoza descubre las pinturas restauradas del artista
Las pinturas que Goya realizó en el Pilar, en la cúpula Regina Martyrum, ya están restauradas. Año y medio de trabajo de los especialistas y una inversión de 1.200.000 euros -aportados por el Gobierno de la Comunidad y la Fundación Caja Madrid- han logrado recuperar la magia de unos frescos de 1780, que marcaron un hito en la trayectoria del pintor de Fuendetodos y que son esenciales para entender su obra. La restauración se acompaña de una nueva iluminación que permite contemplar la obra en todo su esplendor y que ayer encendió el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, en el acto inaugural.
Dentro de 15 días se descubrirán estas pinturas que ahora muestran elementos ocultos durante tiempo por otras restauraciones. Por ejemplo, una paloma, símbolo del Espíritu Santo. Ayer el Príncipe Felipe pudo contemplar -subido en el andamio a 30 metros- la restauración de una obra que a su autor le causó más de un disgusto. Por encargo del Cabildo, Goya debía pintar la cúpula y dejó la impronta de su nuevo estilo recién aprendido en Italia: pinceladas gruesas, trazos enérgicos y formas alejadas del academicismo que gustaba en esos años. Las pinceladas libres marcaron un salto, el que le llevó a la modernidad; por eso la pintura es esencial para entender su obra.
La cúpula mide 12 metros de diámetro y 212 metros cuadrados. El Cabildo no quedó conforme y el pintor no dudó en lamentar, en cartas a su amigo Zapater, la incomprensión y la cerrazón de sus clientes. "En pensando en Zaragoza y en pintura, me quemo vivo", escribió. Ayer, sin embargo, su obra recuperó toda su magia. Se inauguró la quinta actuación que pretende ser definitiva. La inversión ha servido también para restaurar las pinturas que un Goya joven -tenía 34 años- pintó en las cuatro pechinas que soportan la cúpula, y que representan las cuatro virtudes. La bóveda ha sufrido cinco restauraciones. La primera, a finales del siglo XIX. Las siguientes trataron de tapar grietas y evitar el deterioro de la pintura, que se corría por efecto del palomino -estiércol de paloma- y el agua. Fue la actuación del Ministerio de Fomento con el 1% cultural la que en 2003 cambió la cubierta y logró preparar el espacio para la restauración definitiva, en la que han trabajado expertos que habían restaurado las pinturas de San Antonio de la Florida.
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