Nuevos contenedores para el arte de hoy

El arte del siglo XXI no necesita museos. El LABoral Centro de Arte y Creación Industrial (CACI) de Gijón, la gran apuesta del arte de vanguardia del Principado de Asturias, que se inaugura hoy, es un buen ejemplo. El CACI empezará a desarrollarse bajo la dirección de Rosina Gómez-Baeza, que durante 20 años gobernó la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO). El centro nace con vocación polifacética porque acogerá cualquier manifestación de producción creativa (cine, videoarte, diseño de moda, industrial y gráfico, videojuegos, música electrónica y arte sonoro, net-art...) que esté sometida a proceso industrial.

El arte del siglo XXI no necesita museos. El LABoral Centro de Arte y Creación Industrial (CACI) de Gijón, la gran apuesta del arte de vanguardia del Principado de Asturias, que se inaugura hoy, es un buen ejemplo. El CACI empezará a desarrollarse bajo la dirección de Rosina Gómez-Baeza, que durante 20 años gobernó la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO). El centro nace con vocación polifacética porque acogerá cualquier manifestación de producción creativa (cine, videoarte, diseño de moda, industrial y gráfico, videojuegos, música electrónica y arte sonoro, net-art...) que esté sometida a proceso industrial. "Es un centro para la exposición, producción, estudio, difusión y didáctica de la cultura audiovisual contemporánea", ha precisado Gómez-Baeza.

El CACI ocupará los antiguos talleres de La Laboral (17.000 metros cuadrados), la megalomaniaca construcción (dos veces y media el monasterio de El Escorial) que el ministro franquista José Antonio Girón decidió construir en 1945 para albergar un orfelinato minero que, en los cincuenta, se convirtió en la Universidad Laboral de Gijón. En la adaptación del CACI se han invertido 11,2 millones de euros. El presupuesto anual será de 3,8 millones de euros, aportados al 50% por el Principado y por las empresas y entidades que se han integrado en su patronato.

Expectativas

La bonanza presupuestaria propiciada por la buena marcha de la economía española ha lanzado a ayuntamientos, diputaciones y Gobiernos autonómicos a una carrera por cubrir el vacío de espacios para la creación actual. En algunos casos, sin embargo, las altas expectativas están tardando en hacerse realidad. Es el caso del Matadero en Madrid y el Centro Internacional de Cultura Contemporánea (CICC) de San Sebastián.

En 2003, el Ayuntamiento de Madrid decidió convertir el antiguo Matadero Municipal de Arganzuela en un "gran laboratorio de creación actual". En total, un área de 148.300 metros cuadrados. Desde 2005, El Matadero ha sido sede de acontecimientos culturales aislados (Veranos de la Villa, PHotoEspaña, La Noche en Blanco...). Este año han comenzado tímidamente las actividades de Intermediae, el programa de creación artística. Según Cristina Conde, directora general de Proyectos Culturales del Ayuntamiento de Madrid, en junio comenzarán las actividades escénicas, que gestionará el Teatro Español, y el Centro de Difusión del Diseño. Y también este año arrancará la reforma de las naves que albergarán la Colección ARCO y la Casa del Lector.

Pero habrá que esperar a 2009 para que dé comienzo la programación regular de los centros de arquitectura y cine (será sede del festival de documentales Documenta Madrid). Un año después se inaugurarán locales de música en vivo, café-teatro y tiendas de libros, música, vídeo, arte y diseño, y podrá decirse, finalmente, que El Matadero funcionará a pleno rendimiento. ¿Demasiada demora? "En absoluto", asegura Conde. "Es más que razonable si se tiene en cuenta que se trata de un objetivo muy exigente, con la rehabilitación de 85.000 metros cuadrados, y con la complejidad de la colaboración de muchas instituciones". Entre 2003 y 2005, el Consistorio madrileño gastó 4,7 millones de euros en estudios preparatorios. Entre 2006 y 2011, el presupuesto de inversiones es de 110,87 millones de euros:el 75% correrá a cargo del municipio y el resto a cargo del Ministerio de Cultura, IFEMA, la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y los ingresos procedentes de la concesión de un aparcamiento.

San Sebastián está viviendo también una lenta gestación del CICC. El Ayuntamiento donostiarra, la Diputación guipuzcoana y el Gobierno vasco anunciaron en 2001 su intención de crear el centro en el edificio que había ocupado Tabacalera desde 1913. Las tres instituciones se comprometieron a aportar 18 millones de euros a partes iguales. La compra del edificio a la compañía Altadis (sucesora de Tabacalera) se llevó 8,5 millones. Han pasado seis años hasta que han aprobado una "definición" de contenidos para un continente de 21.244 metros cuadrados útiles, que todavía tendrá que esperar un lustro para abrir sus puertas. Josean Muñoz, quien se hizo cargo hace 14 meses de la dirección de Tabacalera, nombre con el que se denomina coloquialmente al centro, presentó hace unos días el proyecto de contenidos de un centro que se presenta como "una fábrica de cultura visual" en la que confluirán el cine, la televisión, el arte contemporáneo y el diseño. Pero como aspira a ser un espacio de "cruce entre saberes", prestará también atención a la cultura sonora, la ciencia y la gastronomía.

Junto a este puzle de ideas aún por ordenar, la antigua factoría de tabaco albergará tres instituciones con gestión propia: la Filmoteca Vasca, la Biblioteca Nacional de Euskadi y el futuro Instituto Etxepare, para la difusión del euskera y la cultura vasca en el extranjero.